Por Mónica Rincón
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En Perú se han contagiado más de un millón y medio de personas con COVID-19. En Perú han muerto 52 mil personas.

En Perú tras las protestas del año pasado murieron dos jóvenes, hubo cientos de heridos y tres presidentes en una semana.

En Perú, como dijo una columnista, en el mejor de los casos vendrán cinco años en que no se retrocederá más de lo que ya se ha hecho.

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¿Es tan malo el panorama? Lo cierto es que frente a las elecciones presidenciales hay un solo candidato que se lleva las preferencias: indeciso.

Nadie apuesta qué ocurrirá este 11 de abril, con 18 candidatos, seis de los cuales son los “favoritos” según los sondeos, pero superando por poco la barrera del 10%.

Y es que Perú no sólo enfrenta problemas actuales, como la crisis sanitaria y la económica (siete de cada 10 trabajadores son informales) sino que otros males que arrastra de hace décadas y que no han sido encarados por sus dirigentes que, adivinen, no vieron venir el malestar.

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Sistema de partidos fragmentado, presidentes que enfrentan una mecanismo (la vacancia) que los deja frente a un parlamentarismo a medias, corrupción, desigualdad. La estabilidad no era tal.

Esa ilusión de que tras los golpes de Estado y el polémico Fujimori se iniciaba una nueva etapa, se acabó. El año pasado, la llamada generación bicentenario los obligó a verlo. ¿Cuál es el futuro de Perú?

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