Por Mónica Rincón
{"multiple":false,"video":{"key":"czkmbi0crc0","duration":"00:02:04","type":"video","download":""}}

Hoy comenzó la etapa oral del caso Corpesca, el único de todos los que destaparon la oscura red entre dinero y política que ha llegado a esta instancia procesal. ¿El resto? Suspensiones condicionales, juicios abreviados,salidas alternativas o decisión de no perseverar.

Se logró, como quería el Fiscal Nacional y varios más que incluso llegaron a reunirse con él o a escribirle para pedírselo, que se agilizara el cierre de las causas. Para, se argumentaba, no afectar el funcionamiento de las instituciones democráticas. Creo que se les afectó más, la desconfianza y la sensación de que la Justicia no es ciega se instaló.

Porque de tener la ilusión de que todos podíamos enfrentar un proceso penal de manera pública en los días del caso Penta con los fiscales Gajardo y Norambuena, llegamos a descubrir la poca decisión de seguir delante de parte algunos en la Fiscalía y el actuar del Servicios de Impuestos Internos en el gobierno de Bachelet, cuando la marea de casos ya no tocaba sólo la orilla de la UDI.

Paralizadas en ese entonces las querellas por delitos tributarios relacionados con campañas, no sólo se afectó a los casos en curso sino que no se abrieron nuevos de los que nunca conocimos. No se investigó a ninguno de los ex Presidentes. Tampoco se indagó a todas esas empresas que financiaban políticos y que rectificaron sus declaraciones de impuestos. Se aceptó que SQM pagara una multa bajísima cuando la empresa había reconocido en EE.UU. que había financiado ilegalmente a políticos de todos los sectores. El cohecho que era intransable en el caso Penta, no lo fue más

¿Qué queda? Corpesca como demostración de que sí se puede cuando se quiere llevar adelante un juicio oral. Porque es evidente que ni la fiscal Chong ni ningún fiscal puede saber de antemano el resultado que tendrá. Y fracasar es siempre una posibilidad en un proceso judicial, pero de cara a la ciudadanía tiene un sabor bastante menos amargo que el que nos queda hoy. Esta es mi opinión. Y tú, ¿qué opinas?

Tags:

Deja tu comentario