“La crisis de los intelectuales públicos”: El minuto de confianza de Alfredo Joignant

Por Alfredo Joignant

11.08.2025 / 23:35

El panelista de Tolerancia Cero, Alfredo Joignant, reflexiona sobre la crisis de los intelectuales públicos en la era contemporánea. Lejos de figuras influyentes como Jean-Paul Sartre, cuya voz permeaba múltiples ámbitos sociales, Joignant advierte que hoy los pensadores tradicionales han perdido centralidad frente al poder intelectual de los oligarcas tecnológicos de Silicon Valley.


Desde años se viene observando una crisis de los intelectuales públicos, es decir, de personas que han hecho del pensamiento, su oficio, y de su difusión, más allá de la torre de marfil de la academia, una función a partir de la toma de posición sobre las luchas de nuestro tiempo.

El tema no es completamente nuevo: ya en 1989 Russell Jacoby publicaba su libro LOS ÚLTIMOS INTELECTUALES, en 2003 Richard Posner volvía sobre el tema con su libro PUBLIC INTELLECTUALS: A STUDY OF DECLINE. Hoy en día, el tema es completamente evidente.

La literatura arrecia, ya no solo en libros, sino en columnas de opinión.

Nos encontramos muy lejos de la figura de Jean-Paul Sartre, un intelectual total cuyo pensamiento impactaba en la sociedad en la medida en que ocupaba posiciones dominantes en distintas esferas, desde el teatro a la filosofía, pasando por la literatura y la política.

Nada de esto existe hoy en día. La opinión de los intelectuales importa, pero no mucho más allá del perímetro de los círculos más ilustrados y de los líderes de opinión. No es poco. Pero ya no basta con publicar libros, tampoco columnas, ni menos participar en foros de radio o televisión: es la función misma del intelectual público la que se encuentra en entredicho.

Lo anterior no sería nada si en el mundo de las ideas no estuvieran jugando un rol notable los oligarcas intelectuales de Silicon Valley, desde Peter Thiel (presidente de Palantir) hasta Marc Andreesen (fundador de Netscape), pasando por Elon Musk (SpaceX y Tesla) y Sam Altman (de Open AI).

Sus ideas son a menudo extravagantes, generalmente en formas de vómitos futuristas: pero en la medida en que controlan las principales plataformas, su producción intelectual es globalmente influyente.

Si los intelectuales públicos progresistas, pero también liberales y conservadores, quieren realmente influir en las luchas de este tiempo, tendrán que revisar sus estrategias de intervención en la realidad.

De no hacerlo, las representaciones del mundo serán obra de los oligarcas tecnológicos, quienes ven en la tecnología y sus negocios la próxima frontera civilizacional.