Un estudio publicado en septiembre del 2020, reveló que 1,2 millones de adultos mayores tiene depresión en Chile, situación que se ha visto profundizada por el COVID-19.
“Las personas mayores han sido más afectadas respecto a los cuadros más graves y la mortalidad”, manifestó Iván Palomo, investigador de la Universidad de Talca. El experto sostuvo que esto genera un impacto mental, ante el miedo de un eventual contagio.
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El coordinador de la Mesa Técnica de Envejecimiento de las universidades del Estado de Chile, explicó que la alta tasa de fallecidos y enfermos graves en este rango etario se debe a que, durante el envejecimiento, “el sistema inmune se ve más deprimido y deteriorado”.
En el caso chileno, afirmó que existe otro factor que incide en este deterioro: el nivel socioeconómico. Palomo sostuvo que los grupos de bajos ingresos se ven más afectados a causa de sus condiciones de vida “independiente del envejecimiento natural al que todos estamos expuestos”.
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El investigador sostuvo que, particularmente en Latinoamérica y Chile, la población está envejeciendo “aceleradamente”. A diferencia de otros lugares como Europa, cuyos procesos fueron lentos, en nuestro país “en poco tiempo estamos teniendo porcentajes altos”.
“En Chile cerca del 17% de las personas son adultos mayores (…) y hay una proyección de que para el 2050 aproximadamente vamos a llegar al 25%, donde uno de cada cuatro o cinco personas van a ser adultos mayores”, destacó.
Envejecimiento saludable
Respecto a qué hacer ante un población que envejece rápidamente, Palomo comentó que la Organización de la Mundial de la Salud (OMS) declaró la década que está comenzando como la del “envejecimiento saludable”, incluyendo “acciones tendientes a que las personas envejezca mejor”.
“Está claro que todos envejecemos, el punto es cómo lo hacemos y hay acciones que ya están suficientemente conocidas y ahora solo falta realizarlas, desarrollar estrategias y propuestas de políticas públicas que apunten a envejecer de una buena manera”, dijo.
El investigador concluyó que “la actividad física, alimentación saludable, relaciones sociales y una razón por la que levantarse mañana” son los ejes centrales para un buen envejecimiento. Frente a estos, la sociedad, y especialmente el Estado, cumplen un rol fundamental.
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