Por Mónica Rincón
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Son unos cobardes, no hay otra forma de llamarlos. Necesitan el anonimato incluso para agredir. Me refiero a los creadores del sitio web “Nido”, que ha estado en el centro de la noticia.

Sus dueños suben fotos de mujeres desnudas, amenazan, publican datos privados y dicen planear violaciones o secuestros. Grave, muy grave.

Seguro habrá quien diga que se trata del mundo virtual y que que “le estamos poniendo color”, pero no. Hay que mirar de frente esta nueva forma de violencia de género sin minimizarla. Por varias razones.

Porque ya se ha vulnerado la intimidad de alguien cuando se da a conocer su teléfono, dirección o cualquier dato personal. Porque la amenaza de hacerle algo a alguien es una forma de violencia que le roba a la víctima su tranquilidad, que muchas veces la hace cambiar sus hábitos y la obliga a protegerse de un peligro en este caso invisible.

El miedo puede paralizar tanto como una cachetada. Y la violación no es sólo un acto físico.

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No esperemos a que pase algo más de lo que ya ha sucedido para condenar estas prácticas y para tomar cartas en el asunto. Todos podemos hacer algo, partiendo por no fomentar una cultura en que sujetos como los del sitio “Nido” se sienten con el derecho a actuar así, como una jauría miserable.

No fomentemos esa cultura que naturaliza el abuso. No celebremos chistes de violaciones ni minimicemos que un alcalde quiera darle un beso a la fuerza a una cantante.

Porque toda demostración de afecto debe ser consentida, porque toda intimidad que se comparte debe ser autorizada, Porque esto no es ni liviano ni divertido. Porque no más.

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