Magdalena Garcés, académica de la Escuela de Psicología de la Universidad Católica, sostiene que este tipo de situaciones no pueden entenderse solo como actos individuales, sino que son reflejo de culturas organizacionales que normalizan el abuso, especialmente en sectores jerárquicos como el de la salud.
Un video que circula en redes sociales ha generado conmoción a nivel nacional. En él, se ve a un hombre con las manos y piernas amarradas, sollozando, mientras es quemado con un limpiador a vapor.
El registro corresponde a hechos ocurridos entre 2018 y 2020 en el Hospital Base de Osorno, donde un trabajador con Trastorno del Espectro Autista (TEA), identificado como Camilo, fue víctima de reiteradas agresiones por parte de sus compañeros de la unidad de informática.
Las agresiones habrían sido cometidas por cuatro funcionarios que desempeñaban las mismas labores que él. Actualmente, su paradero es incierto.
Frente a este caso, Magdalena Garcés, académica de la Escuela de Psicología de la Universidad Católica, abordó el problema desde una mirada estructural y cultural.
“Lo que hubo fue un grupo de personas que dejaron de pensar y que terminaron actuando de manera violenta, dejando de pensar lo que estaban haciendo”, señaló la experta en conversación con Hoy Es Noticia.
Para Garcés, este tipo de hechos no responde solamente a conductas individuales, sino que refleja una cultura organizacional permisiva con la violencia.
“Hay características culturales que nos hacen ser más propensos a temas de acoso. El sector de la salud, por ejemplo, es muy jerárquico, hay hojas de vida de por medio”, explicó.
La psicóloga también destacó el impacto positivo de la Ley Karin, recientemente promulgada, que busca prevenir el acoso y la violencia laboral: “El gran aporte de la Ley Karin es que vino a poner este tema sobre la mesa, que seamos capaces de hablar de violencia, salud mental”.
En ese contexto, la académica subrayó que existe una responsabilidad política más amplia, que incluye a las instituciones, las políticas públicas y la legislación vigente.
“Esto parte con pequeños actos cotidianos, porque la violencia cuando se vuelve cotidiana se termina normalizando”, destacó.
Finalmente, Garcés hizo un llamado a transformar las culturas organizacionales, especialmente en sectores como el de la salud, donde las estructuras jerárquicas rígidas pueden generar espacios poco seguros.
“El desafío está en cambiar culturas organizacionales que toleran o normalizan la violencia y el acoso, muchas veces bajo estructuras de poder que dificultan la denuncia y la prevención”, puntualizó.