Por Mónica Rincón
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“Como oposición dimos un triste y lamentable espectáculo”. Palabras de la diputada Loreto Carvajal tras el rechazo de acusación constitucional contra la ministra Marcela Cubillos. Tiene toda la razón.

Pero no por las razones que ella esgrime de no haber logrado sacar de su cargo a Cubillos. Me parece que el espectáculo más triste lo dieron por la forma en que reaccionaron con los parlamentarios que no votaron a favor de la destitución.

Si se descubriera que negociaron su voto a cambio de prebendas o de beneficios para las zonas que representan, ahí habría mucho que reprocharles. Pero mientras no existan pruebas de aquello, y los parlamentarios Auth, Sabag y Rosales sostengan que no creyeran que la ministra hubiera vulnerado la legalidad, no hay nada que reprocharles. Porque ni los acuerdos, ni las órdenes de partido pueden violentar la conciencia de los legisladores.

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También debieran respetar esto desde La Moneda, porque la discrepancia es válida y no puede ser que la justicia y la rectitud estén sólo presentes en la causa de quienes rechazaron el libelo.

Y muchos ciudadanos molestos, esta vez sobre todo con Pepe Auth, podrían recordar que con él y otros es el voto la forma de premiar o castigar a un representante. No es aceptable que se le haya llegado a insultar tratándolo hasta de rata.

En lo que sí tiene un punto la diputada Carvajal es cuando señala que la oposición “debe replantearse el futuro. Somos (dice Carvajal) una mayoría (me imagino que se refiere a que son mayoría en el Parlamento) sin poder, sin unión, sin la capacidad para representar un ideario político“.

Palabras ciertas. Y a falta de un candidato o candidata con magnetismo, cuando las ideas escasean, los votos también.

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