Por Catalina Paz Rojas Caro

He estado pasando por algo, 1.855 días, he estado pasando por algo

Esta cuenta da el pie inicial a la quinta obra del rapero Kendrick Lamar. 1855 días de introspección entre su cuarta entrega y Mr Morale and the Big Steppers, tiempo que dedico no solo a componer lo que viene siendo un álbum que pone otra piedra en su consagración, luego de Section.80 (2011), Good Kid, M.A.A.D City (2012), To Pimp A Butterfly (2015) y DAMN (2017), si no que también propone ser un momento de reflexión para quien lo escuche, en temas transversales que al artista le afectan o llaman la atención de alguna forma, pasando por el abuso sexual, la cultura de la cancelación, la comunidad LGBTIQ+, la pandemia, entre otras cosas.

El rapero de 35 años le presenta al mundo su yo interno, su fragilidad, sus dudas sobre el mundo que lo rodea y al cual pertenece, tanto él como a quienes ama -y también a quienes odia-. El ganador de un Pulitzer se desdobla y transforma en sus preguntas, que a la vez en sus mismas letras encuentran respuesta.

Pero a pesar de tantas dudas e incertidumbres, hay algo que Kendrick tiene claro y también quiere que quien lo escuche lo tenga, él es un ser humano más: el ciudadano, hijo, sobrino, hermano, esposo y padre.

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En un disco que rememora los de antaño al estar “dividido en dos”, ya que tiene 34 minutos para el disco 1: Big Steppers y 38 minutos para el disco 2: Mr. Morale, que al tener más de 15 minutos por cara, recuerda el primer álbum doble de la historia del hip-hop, lanzado en 1998 por DJ Jazzy Jeff & The Fresh Prince, He’s the DJ, I’m the Rapper. Nos lleva por un viaje que le tomó 1.855 días, pero remueven la vida entera. Ya que, si bien no todos nos podemos identificar con su historia entera, el rapero toca la fibra de todos con alguna de sus líneas.

El compositor que cuenta con 15 grammys, confiesa en Father Time los problemas que tuvo con su padre y cómo aquello le afecta hasta el día de hoy:

Necesito ayuda con la forma en que me criaron (Ah, ah)/ ¿Cuál es la diferencia cuando tu corazón está hecho de piedra?/ Y tu mente está hecha de oro y tu lengua ha hecho su palabra/ Pero puede debilitar tu alma/ Mis negros no tienen papá, crecieron compensando en exceso

Y no solo habla de sus propios problemas, ya que también se pone en el lugar de sus amigos que no tuvieron padre, y en qué penurias o beneficios les pudo haber traído eso.

También habla de la relación que tiene con la industria del hip hop en Cry Together, al utilizar la metáfora de una relación tóxica con Taylor Paige, puede mostrar su complejo nexo con la industria a la cual pertenece. “Por ti es que las perras les dicen a todos ustedes que son cobardes, porque son inútiles/ Por ti es que Harvey Weinstein tuvo que analizar su conclusión/ Por ti es que R. Kelly no reconoce que es un abusador/ Cállate la puta boca, todos sabemos que sigues escuchando su música/ Ya dije que estoy harto de estas perras sensibles, ingratas”.

Pero sin duda, donde muestra de forma más clara la incertidumbre y temor que le produce el mundo, es en Mother I Sobber. En esta pieza analiza episodios traumáticos de su niñez, tanto de una perspectiva más inocente, como de una vista implacable de un rapero consolidado de 35 años.

Con la incómoda y la vez envolvente voz de Beth Gibbond (Portishead), diciendo “Desearía ser alguien/ Cualquiera menos yo”,  quiere que lo acompañemos a atravesar este doloroso viaje que en realidad ha hecho durante toda su vida. Quiere atravesar la maldición generacional, desapegarse del ego y no dañar nadie a quien ama, repasando gran parte de los tópicos que habla a lo largo del disco, para luego en “Mirror”, mirarse a sí mismo y reconocer la humanidad que le brota por los poros, la cual le hace cometer errores y aciertos, tanto a él como a todos nosotros.

                               

 

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