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La creación colectiva en espacios urbanos fue el sello característico de iniciativas como las plazas de bolsillo. Años más tarde, y en plena pandemia, la empresa Ciudad de Bolsillo aplicó dicha experiencia en lo que más se necesita hoy en día en las ciudades: el distanciamiento social.

“Nosotros como Ciudad de Bolsillo somos conductores de procesos. El espacio público tradicional tenía nombre y apellido del arquitecto que lo diseñó. Nosotros creemos que el espacio público contemporáneo es resultado de las decisiones que toma un colectivo, es resultado de la creación colectiva”, dice Pablo Fuentes, director Ciudad de Bolsillo.

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Es la visión con la que nació la empresa de arquitectura y diseño urbano Ciudad de Bolsillo, que ha prolongado la experiencia de las plazas de bolsillo que llenaron de color y vida en pleno centro de Santiago entre 2016 y 2018.

Nosotros nos dimos cuenta que había muchas oficinas de arquitectura especialistas en hacer plazas y parques normales, a la manera de los jardines de Versalles, por ejemplo. Y, por otra parte, había muchos activistas dedicados al urbanismo táctico, que hacen proyectos bien entretenidos, pero como aficionados. Es decir, con pocos recursos y con poco tiempo”, comenta Fuentes.

Por su parte, Alejandra Jaurés, responsable Impacto Desarrollo Social Doble Impacto, señala: “El urbanismo táctico es un tipo de producción de espacio público, que surge de abajo hacia arriba. Y tiene un fuerte sello comunitario, ciudadano. Se caracteriza por ser de rápida ejecución, de bajo costo y de alto impacto”.

Uruguay, República Dominicana, Arica, Isla de Pascua, Rancagua y San Bernardo, son sólo algunos de los lugares donde esta empresa, integrada sólo por mujeres, salvo su fundador, ha desarrollado sus proyectos. Con un rápido crecimiento desde su creación en 2018 que, como tantos, se vio abruptamente interrumpido con la pandemia.

“Nosotros permanentemente hacíamos talleres, reuniones, encuentros, cara a cara con las personas, y ahora tuvimos que invertir en herramientas tecnológicas. Y hoy día casi todo lo que hacemos, lo hacemos de manera remota”, explica Jaurés.

Pero este propósito no podían hacerlo solos, por ello buscaron apoyo. “Tuvimos que hablar con nuestros amigos de Doble Impacto, la banca ética, quienes entendieron la situación que estábamos viviendo las empresas, y nos ofrecieron una alternativa de reestructuración financiera, con bajísimo interés, para empezar a pagar con varios meses de desfase, y con valores de cuotas diferenciados según los flujos nuestros actualizados”, dice.

El fundador de la empresa ha sabido adaptarse a los nuevos desafíos. “Ciudad de Bolsillo ha debido reinventarse, como muchas de las empresas que hoy día existen en nuestro país. Sin embargo, esa invención lleva intrínseco, su núcleo central del trabajo que ellos realizan. Un trabajo que es innovador, y que tiene siempre a las personas al centro”.

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Y del diseño de espacios públicos pasaron a los estudios de flujo de las redes de transporte público. Así, hicieron su propuesta para ordenar el distanciamiento social necesario en esta área de Los Dominicos, en la comuna santiaguina de Las Condes.

Esta pandemia, ha revelado grandes desigualdades en la manera de concebir las ciudades. Hay ciudades para ciudadanos de una categoría y de otra“, asegura Fuentes. “La ciudad el futuro va a tener un fuerte componente femenino, creo yo. Va a permitir acoger a mayor diversidad, y entregarle mejores condiciones para el desplazamiento de las mujeres en la ciudad”.

Proyecciones para muchas ciudades que, ya antes del coronavirus, tenían grandes desafíos en cuanto a equidad e integración.

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