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Una sentencia en Reino Unido podría sentar un precedente a nivel global en términos laborales. En la nación europea la compañía detrás de la aplicación Uber perdió un juicio ante un grupo de trabajadores que exigían derechos laborales.

El tribunal supremo dictaminó que la compañía de transportes debería compensar con hasta US$ 17 mil a cada uno de los conductores que interpusieron una demanda en 2016.

La justicia no aceptó los alegatos de Uber en que definían la relación laboral como autónoma sin reconocer una dependencia laboral, modelo de negocios de la llamada “economía colaborativa” que ha acompañado a la compañía en cada país.

La corte británica negó que la tesis fuera tal y ordenó que este grupo de conductores fuera considerado empleados de la empresa, y que por lo tanto les correspondía, por ejemplo, salario mínimo o vacaciones pagadas.

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Este caso que se remonta a la mitad de la historia de Uber en Reino Unido, en 2012, y a un grupo de sólo 25 conductores. Sin embargo, es posible que marque un hito en esa historia: sólo en Londres operan más de 45 mil conductores.

En casos anteriores, la empresa tras la aplicación de transporte y despacho ha sido respaldada por los tribunales de otros países. En 2020, uno en California rechazó una demanda de similares características.

Uber ha señalado que legislar en ese sentido aumentaría los costos de gestión y provocaría una ola de desempleo en el sector.

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