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(CNN) – Pantalones jeans de ala ancha, clips de mariposa para el cabello y subidas de medio punto de las tasa de interés: la década de 1990 ha vuelto. A principios de este mes, el presidente de la Reserva Federal (Fed), Jerome Powell, anunció un aumento de medio punto porcentual en las tasas de interés, la mayor subida en más de dos décadas.

Powell también indicó que no dudaría en volver a hacerlo, un movimiento sacado directamente del libro de jugadas del banco central de 1994, cuando la Fed templó por última vez la economía estadounidense y ejecutó con éxito el llamado aterrizaje suave.

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En los 12 meses que siguieron a febrero de 1994, la Reserva Federal, bajo la dirección del ex presidente Alan Greenspan, casi duplicó las tasas de interés hasta el 6% en solo siete subidas, incluidas dos de medio punto y una de tres cuartos. “Toma eso, 1994”, escribieron los analistas de Morgan Stanley en una nota tras los comentarios de Powell.

Las tasas de inflación en Estados Unidos están cerca de los máximos de los últimos 40 años y la mayoría de los economistas están de acuerdo en que la Fed debe subir las tasas de interés para reducir la demanda económica y mantener la estabilidad de los precios. Solo que no están de acuerdo en lo que eso significará para la economía en general.

La historia de las subidas de tasas de los bancos centrales parece respaldar la inevitabilidad de una recesión económica, pero ha habido raras ocasiones en las que la Fed ha realizado un aterrizaje suave: una vez en 1965, y de nuevo en 1984 y 1994.

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En los próximos meses, la Reserva Federal intentará conseguir un enfriamiento de la economía que provoque una bajada de los precios, pero que no desemboque en una recesión. Se trata de una tarea muy difícil que algunos, como el ex presidente del Banco de la Reserva Federal de Nueva York Bill Dudley, creen que será casi imposible de ejecutar.

Larry Summers, un destacado crítico de la Fed de Powell, ha cifrado en un 100% la probabilidad de que las acciones del banco central conduzcan a un aterrizaje forzoso. Los analistas de Goldman Sachs dicen que está más cerca de una probabilidad entre tres. Pero Powell sigue convencido de que 1994 tiene algo más que ofrecernos que volver a ver El Rey León o escuchar Ace of Base. “Creo que el registro histórico ofrece algunos motivos para el optimismo: los aterrizajes suaves, o al menos un poco más suaves, han sido relativamente comunes”, dijo Powell en un discurso en marzo.

Pero hay algunas diferencias importantes entre 1994 y 2022, y el momento en que se produce puede ser el factor más importante. Greenspan subió las tasas de forma proactiva. Vio que la economía estaba en auge y quiso adelantarse a la inevitable inflación. Powell ha sido más reactivo. Subió las tasas medio punto porcentual solo después de que la inflación se disparara a niveles nunca vistos en décadas. Existe la posibilidad de que la Fed esté demasiado atrasada para poder aliviar la inflación sin infligir dificultades económicas a los estadounidenses.

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El empleo actual tampoco es lo que era entonces. En 1994, la generación de los baby boomers (nacidos después de la Segunda Guerra Mundial) estaban en la cúspide de sus carreras, se estaban introduciendo montones de nuevas tecnologías en el lugar de trabajo y las cifras de inmigración eran fuertes. Todo ello dio lugar a una enorme mano de obra y a unos índices de productividad que mantuvieron el desempleo bajo incluso cuando las tasas de interés subieron. En 2022, nos enfrentamos a unos baby boomers que están listos para salir de la fuerza de trabajo, a una importante tasa de participación laboral reducida por la pandemia y a una desaceleración de la productividad.

“En el pasado, cuando se ha hecho subir la tasa de desempleo, casi nunca se ha podido evitar una recesión en toda regla. El problema al que se enfrenta la Fed es que llega tarde”, sostuvo Dudley.

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