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Según datos de la Superintendencia de Pensiones, más de 10 millones de chilenos están habilitados para efectuar un tercer retiro del 10% desde sus AFP. Con el dinero obtenido, más el de los dos retiros anteriores, varios querrán invertirlo.

Una de las opciones más interesantes a la hora de hacerlo es comprando una propiedad, ya que al arrendarla posteriormente es posible recuperar lentamente la inversión. Una vez que ya se reponga el capital, la vivienda puede seguir rentando. Sin embargo, hay una alternativa distinta que comprar casas o departamentos: la adquisición de un terreno.

¿Qué beneficios se puede obtener de esto? “Las personas han notado que al comprar una parcela tienen una doble ganancia, ya que es posible construir una vivienda más espaciosa que las comunes de la capital, y a su vez, pueden aprovechar el suelo y clima del lugar para obtener beneficios económicos“, explica Juan Fonseca Vargas, director de Mundo Parcelas, empresa dedicada a la compra y venta de terrenos agrícolas.

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La tendencia es abandonar las zonas más céntricas

En Chile, particularmente en Santiago, el espacio de las casas y departamentos ofrecidos en el mercado cada vez es más pequeño. Por otro lado, los precios han aumentado.

Tradicionalmente, las personas buscan comprar propiedades en zonas más céntricas ya que cuentan con más servicios básicos cerca y su trabajo les queda más a la mano. Esto ha cambiado en la actualidad, ya que con la pandemia se ha visto una tendencia de querer buscar viviendas más periféricas, tal y como lo demostró esta investigación de Yapo Propiedades.

Una “doble inversión”

Además del beneficio que conlleva poder construir una casa más grande, comprar una parcela en un terreno rural también puede traer rédito económico. Según la Ley 3516, el tamaño mínimo de un terreno agrícola será de 5000 metros cuadrados, por lo que en el espacio a ocupar se pueden realizar distintas actividades.

Considerando que el espacio máximo para la construcción de una casa en estos terrenos es de 500 metros cuadrados, el resto del uso de suelo queda a criterio de sus propietarios. Dependiendo de la región y el clima del lugar, en espacios así es posible cultivar diferentes tipos de frutas y verduras, tales como papas, maíz, tomates, lechugas, paltas, entre otras. Además, se pueden construir espacios para la crianza de animales.

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Un aporte a la descentralización

Por último, un beneficio extra que resulta de esta inversión, pero que se comprende para toda la sociedad, es que adquiriendo un terreno fuera de las zonas más céntricas se aporta un poco más con el objetivo de descentralizar el país.

“En Chile hay una gran cantidad de espacio fuera de la capital que se puede aprovechar. Considerando que actualmente en la Región Metropolitana viven más de 6 millones de personas, lo que equivale al 40,1% de la población chilena, emigrar a zonas periféricas puede ser una buena idea para descongestionar el centro“, comenta Fonseca.

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