Se creía que el Barcelona tenía un pie dentro de la final de la Champions League luego de su triunfo 3-0 frente al Liverpool en el Camp Nou. Pero el equipo de Jürgen Klopp nuevamente concretó una remontada mágica, esta vez en el choque de vuelta en un Anfield repleto.

Anotó primero Origi, recién en el 8′. El local no paró de atacar y presionar, y de entrada en la segunda parte Wijnaldum, que había entrado recién por Robertson, puso el segundo en los 53′.

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Luego de un papadeo, repitió Wijnaldum de manera increíble en el 55′ cabeceando sólo dentro del área. Pero lo más sorprendente llegaría 20 minutos después. 

Destruido en segundos

Minuto 78. Un córner y una pausa perfecta para reorganizar el muro defensivo blaugrana. Incluso Origi se da el tiempo de sacar un balón extra fuera de la cancha. Nadie presta atención. 

Posiciona Alexander-Arnold, pero Shaqiri le dice que pare. Él va. Hay tiempo para planear la jugada y retomar posiciones. Los atacantes en el área incluso se resienten por el cansancio.

Hacen el ritual de cambio de tirador. Pero ambos miraron y detectaron a la defensa del Barcelona desarmada…

… y a Origi groseramente desmarcado. Ocurre un fugaz contacto visual entre el delantero y el lateral derecho, quien se frenó de golpe. Lo entendió todo. Era el fin de la tregua.

Rápidamente, Alexander-Arnold se devolvió a la esquina para apurar el remate. Shaqiri, quien ya había entendido la jugada con la mirada anterior, siguió siendo cómplice: miró para abajo haciéndose pasar por el tirador designado. Jordi Alba notó que apuraron el centro, pero ya era tarde.

Sale el centro a media altura (y Shaqiri ni miró). Origi se perfila sin problemas para recibir y conectar con pierna derecha. Cuatro jugadores, incluyendo a Ter Stegen, están completamente distraídos. El golero culé incluso está mirando al otro lado alentando a los compañeros.  

Pan comido. 

Parece mentira que en un partido de tal envergadura pudiera haberse burlado a una defensa millonaria con una artimañana como esa. Pero ocurrió. Un remate cruzado para el doblete, la remontada y el ticket a la final en Madrid.

Nadie lo podía creer. Cabizbajos, Messi y Suárez no encontraron explicación a lo que acababa de pasar. No hubo reacción clara del visitante y el planteamiento defensivo en Anfield se pagó caro.

Lo cierto es que con el 4-0, el Liverpool volverá a encarar una final de Champions luego de la dolorosa derrota frente al Real Madrid el año pasado.

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