Había que salir a matar y ganar por tres. Y eso la Roja lo sabía antes de entrar a jugar el último encuentro de la fase de grupos del Mundial de Francia 2019.
Si bien el primer tiempo dejó dudas sobre el poder ofensivo del equipo comandado por Cristiane Endler, Chile se desató en la segunda etapa con el ingreso de Javiera Grez.
El camino lo comenzó Yanara Aedo con un remate y un rebote para el 1-0. Luego, a 11 minutos del final, María José Urrutia aumentó las cifras con un cabezazo inatajable al palo izquierdo.
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El clímax
Con todo Chile pegado a la pantalla, y otros cuantos en Rennes al borde de sus asientos, una gran jugada de Urrutia hizo salir mal a la arquera tailandesa Waraporn Boonsing.
La jugada siguió, pero el VAR vino en auxilio. La golera había estrellado su rodilla en el abdomen de la chilena y la dejó tendida. Había claro penal.
Francisca Lara se paró desde los 12 pasos y exhala por última vez antes de rematar. Habían pasado 86 minutos hasta encontraste con esta posibilidad histórica de pasar a octavos.
La zurda toma carrera y echa para atrás el cuerpo.
Se decide por la potencia y la altura. Un misil del mismo modelo que el exhibido frente a Argentina en el sudamericano de La Serena.
Y elige bien. La portera se arroja como se les enseña, a media altura. Javiera Grez no quiso mirar.
Pero en un milisegundo Lara sabe que algo salió mal. Como en Brasil 2014, un maldito centímetro salió mal…
… y da en el travesaño.
La jugada sigue y la volante es la única que no sigue la jugada. La frustración fue como el hielo.
Y luego una furia incontenible.
A los 90 minutos se le agregaron 7, pero no hubo más peligro sobre el arco tailandés. La Roja lo sabía, ese era el gol de la clasificación. De ahí el llanto desconsolado que todos vimos tras el pitazo final.
Por el peligro, por el esfuerzo y por el largo camino a Francia, ese gol era más que merecido. Francisca Lara caminó triste hacia el túnel en el primer mundial de una Roja Femenina, pero bajo una lluvia de aplausos y elogios.
Como relata la propia FIFA, Chile pasó de desaparecer del ranking a pelear por un lugar en los octavos de final en su primer Mundial. Todo en tres años.
La jugada de hoy fue desgarradora y no la olvidaremos. Pero es tan inolvidable como la larga y emocionante cruzada de las primeras 23 chilenas mundialistas.
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