A los 85 años falleció este martes Karl Lagerfeld, uno de los máximos exponentes del diseño y la moda gracias a su trabajo para la marca Chanel durante la segunda mitad del siglo XX.

Sin embargo, el llamado “Káiser de la Moda” no será recordado sólo por los vestidos que creó y sus apuestas en el diseño, sino también por una lengua ácida que en varias oportunidades a lo largo de su carrera utilizó para destruir a celebridades. Siempre con un común denominador: su físico.

Uno de sus últimos episodios fue en el marco de la Ceremonia de los Oscar 2017, cuando se supo que las tres veces ganadora del premio de la Academia, Meryl Streep, se negó a llevar uno de los atuendos que el diseñador hizo para ella.

“Meryl Streep es una actriz genial pero también un tanto vulgar, ¿no?”, respondió, según consigna La Vanguardia, junto con asegurar que la actriz habría decidido llevar otro porque una firma le pagaba dinero.

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Sin embargo, las aseveraciones del director creativo de Chanel quedaron desmentidas, ya que la misma actriz de Los Puentes de Madison decidió vestir en ese momento un Elie Saab simplemente porque le gustó sin pedir dinero a cambio.

Otras celebridades que fueron víctima de sus palabras fueron las modelos Heidi Klum y Claudia Schiffer, a quienes ninguneó por su trabajo.

De la modelo alemana ironizó señalando que “no sé quién es, nunca fue conocida en Francia. Claudia Schiffer tampoco sé quién es”.

En tanto que de la hermana de Kate Middleton, Pippa Middleton, fue durísimo al decir que no la encontraba tan agraciada como a la Duquesa de Cambridge.

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“Kate Middleton tiene una silueta agradable. Me gusta ese tipo de mujer, me gustan las bellezas románticas. Pero su hermana… No me gusta su cara. Ella debe mostrar solo su espalda”, sostuvo.

Y sus ojos no se quedan sólo en el mundo de la realeza ni la moda, sino que también en el de la música, ya que en 2009 a Adele criticó por estar “un poco demasiado gorda, pero tiene un bello rostro y una voz divina”, como si su cualidad redimible fuese su cara y no su talento.

Una de las misiones en vida de Lagerfeld fue defender su concepto de belleza, uno marcado por los cánones occidentales del siglo XX. Defensa que en vez de ensalzar lo que él considerada estético, solía denostar lo que no entraba en sus definiciones.

Por ejemplo, en respuesta a los comentarios contra la cantante de Hello, la revista Brigitte puso en portada a mujeres que no eran modelos y sin retoque. Indignado, comentó en su momento que “todos esos que critican a las modelos por aparecer huesudas o anoréxicas son las típicas madres gordas que se sientan en el sofá todo el día comiendo patatas fritas”.

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Pero este no era un comportamiento reciente de Lagerfeld. Ya en 2003, en una entrevista con Vogue, explicó que “la vida no es un concurso de belleza. Algunas personas feas son grandes. Lo que yo odio es a la gente asquerosa, a la gente realmente fea“.

Pero, aunque parezca imposible, hay algo que el “Káiser” odia aún más. “Aunque peor que feo es ser bajito. Las mujeres pueden ser bajitas pero en un hombre es imposible”.

Pero ser una persona que se sometió a una operacion estética tampoco era algo de su agrado. En una entrevista concedida a Telegraph en 2012 detalló que “nada hace que parezca más viejo que intentar ser joven. Las peores son las operaciones de labios; hay personas que lo han hecho y después ya son irreconocibles. Parece que volaron a través del parabrisas durante un accidente de coche y los reconectaron mal después”.

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Su lengua era tan polémica que muchas personas se preguntaron si todo lo que hacía era simplemente para provcar a costa de dañar a otros o si estaba realmente convencido de lo que decía.

Para zanjar esto, él se definió de la siguiente manera, según recuerda La Vanguardia: “Soy como una caricatura de mí mismo y eso me gusta. Es como una máscara. Y para mí el Carnaval de Venecia dura todo el año. Todo lo que digo es una broma, soy una broma a mí mismo”.

Pero su conclusión en la misma entreista era para desencajar a cualquiera: “No tengo sentimientos humanos”.

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