Por Bruno Delgado

Reflexiones sobre el dolor y vulnerabilidades, acompañadas de melodías dulces y letras muy personales. Así podemos definir el trabajo de la cantante chilena Dulce y Agraz, quien con 20 años está creando una sólida carrera que este 2019 tendrá uno de sus grandes hitos: el lanzamiento de Trino, su primer álbum de estudio.

Daniela González, el verdadero nombre de la nacida en Concepción y ahora radicada en Santiago, comenzó en 2015 compartiendo sus primeras canciones a Internet. Un año después subió sus primeros videoclips, con los que llamó la atención al crear un universo sonoro y visual que da vida a su trabajo.

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Propuesta musical y estética que profundizó con el LP estrenado con el Sello Lanzallamas en noviembre de 2018 y que presentará el jueves 2 en Matucana 100 y miércoles 8 de mayo en el Teatro Regional de Biobío. Presentaciones que suman a la que entregará cuando abra el show de la noruega Aurora el 26 de mayo en el Teatro La Cúpula.

Trino es un álbum conceptual sobre las penas y la sanación, lo que queda claro al escuchar Renacer, su primer track. “Hay cosas que de verdad son más personales y da pudor lanzar. Acumulé muchas canciones escritas para mi y que cuando las miré pensé que ahí estaba el concepto del disco”, comenta Daniela sentada en la cafetería del GAM en conversaciones con CNN Chile.

Y es esa sensibilidad la que hace de hilo conductor de las 11 canciones que lo componen, entre las que destacan Súbitamente, el primer sencillo y una de las más queridas por sus seguidores y que compuso hace 3 años, y Ya no retoña, un autorretrato sobre la depresión en la que expone una frágil etapa.

Duele y Los Cimientos son otros de sus temas que abordan diferentes caras del sufrimiento, al igual que Gregorio, en la que habla sobre la muerte de su abuelo, una de las personas más importantes de su vida y de la que habla poco.

“Las personas como que tienen mucho miedo de conectar con emociones como la tristeza, el miedo, la angustia. Como que les da pudor pensar o verbalizar estos sentimientos de la muerte, porque se sienten vulnerables. Por ejemplo, lo que hace Rosalía encuentro que es cuático verbalizar cosas como las inseguridades o los malos tratos que son tan normalizados entre las pareja”, reflexiona.

Pero en Trino, que hace referencia al trinar de los pájaros como expresión del dolor, también se sabe salir adelante tras la tormenta, como en Nada que Temer, una inesperada colaboración con Princesa Alba, sobre la que bromea diciendo que “expone lo más urbano que puedo dar”.

—Tus canciones siempre han sido muy íntimas, pero este disco se siente ya como un tajo abierto.
—Es un disco muy personal. Me costó mucho llegar a la idea de hacerlo. Después de lanzar el EP (Dulce y Agraz, 2015) sentí que estaba haciendo canción tras canción y no estaba armando un disco, porque no quería un compilado de canciones sueltas. Si bien siempre he tratado temas más universales, mis canciones hasta el momento tenían temáticas igual livianas, escritas de una manera particular, pero eran cosas que se podían digerir rápido.

—¿Cómo te sentiste abriéndote de una manera tan personal?
—Fue un desafío escribir muchas de estas canciones, porque tienen una temáticas de las que uno no habla con tanta liviandad, pero igual fue liberador. Difícil, pero muy sanador.

—Hace poco lanzaste No me Alcanza con Francisco Victoria y en el álbum hiciste un feat. con Princesa Alba. ¿Por qué esas colaboraciones?
—En lo artístico siempre me van a gustar más las ideas que el género. La Trini (Riveros) hace un trap que yo nunca sería capaz de hacer, pero me gustan sus ideas dentro de ese trap. Me pasa lo mismo con Gianluca, Francisco, con caleta de amigos que hacen cosas distintas. Me gusta cómo piensan, me caen bien sus ideas. A través de ellas logro reconocer referencias en común. Sé que las dos escuchamos Belanova, probablemente leemos cosas parecidas, pero a ella le gusta esa estética y a mi otra.

Nuevas voces con nuevas letras

En 2017, Daniela decidió denunciar en POTQ un episodio de violencia física, psicológica y sexual por parte de Jimmy Valenzuela, un director de teatro con quien mantuvo una relación cuando ella era adolescente. Como respuesta, Valenzuela la demandó por injurias y calumnias. En junio del 2018, la justicia la absolvió.

—¿Por qué quisiste compartir tu experiencia sobre el dolor?
—Tenía ganas de contar mi experiencia con la muerte, la angustia, las crisis y el dolor que he vivido. No creo que mi pena o tristeza sean especiales, pero sí creo que a la gente le cuesta verbalizarlas. Y con el feedback que me han dado, creo que es necesario que todos contemos nuestras historias.

—Estamos en momentos en que las mujeres levantaron la voz y están denunciando abusos que era normalizado. Tu disco dialoga con esa sensibilidad.
—Las mujeres están hablando de los maltratos que reciben, pero como personas recibimos maltratos en muchos niveles. La manera de relacionarnos está rara y súper disfrazada. Para mi generación es complicado relacionarse. Veo que la gente tiene miedo de hacer lazos íntimos.

—¿Alguna grata sorpresa mientras componías el disco?
—Es súper cuático darme cuenta de que hay clichés que son verdaderos, como que es bacán liberarte del peso de una historia cuando la escribes o que cuando lo conviertes en música y le llega a otra persona puede sanar a través de algo que a ti te causó heridas. Es cuático armar un concepto, el imaginario, trabajar en lo musical, la letra, unirlo a visuales, cosas performáticas y pensarlo como una experiencia completa.

—La industria de la música nacional también tuvo su momento donde se destaparon varias denuncias de abusos.
—Creo que hay muchas personas que, en esta idealización del artista, piensan que como el arte de una persona es bueno, automáticamente esa persona se vuelve un ejemplo de moral y se le endiosa. Pasa harto con los hombres. Creo que desde que esos hombres que no eran buenas personas salieron del podio, primero, nos queda la reflexión que tenemos que armar y verbalizar nosotras. Después viene el planteamiento de una forma de relación más sana.

—Y eso tiene una repercusión en las letras que se componen, como una nueva forma de aproximarse al amor, por ejemplo.
—Como expresamos desde lo personal, quizás podemos plantear una forma más sana de relacionarnos. Es importante que la Fran Valenzuela, que tiene un alcance mediático gigante, o Denise Rosenthal y Camila Gallardo expongan esa forma sana de relacionarse porque eso realmente llega a personas. Me emociona cuando niñas chicas cantan letras de empoderamiento de la Denise porque sé que la vida de esas niñas puede cambiar.

—¿Crees que las canciones y el arte en general pueden aportar en cómo se ve el mundo?
—Analizo las cosas que escuché cuando chica y cómo eso vino a conformar mi idea sobre el amor. ¡Todo lo que me hubiera evitado en la vida tener otro concepto del amor! Quizás nosotras también tenemos cosas que aprender y que van a venir a cantar las que vengan después. Me gusta escuchar las letras de Princesa Alba que sacan del panorama a la chica needy, como no existe esa persona en el imaginario de las letras, tenemos menos oportunidades de identificarnos con ella. Ahora nos intentamos identificar con una Nathy Peluso, una Rosalía, una Princesa Alba o una Denise Rosenthal. Lo encuentro bacán porque nos hace bien a todes.

Ser artista independiente en la era de YouTube y Spotify

Dulce y Agraz lleva más de 7 mil suscriptores en su canal de YouTube, supera los 42 mil oyentes mensuales en Spotify y tiene más 20 mil seguidores en Instagram. Cifras que tienen contenta a Daniela, aunque no son su mayor preocupación, ya que al trabajar como independiente se pone sus propias metas. “En este momento tampoco es una cuestión que me angustie. Me angustia cuando está supeditada a estándares altos y cuento con menos recursos que otros”.

—¿Cuál ha sido el mayor desafío de sacar adelante tu carrera como independiente a los 20 años?
—Tratar de equilibrar mis ambiciones artísticas con los recursos que tengo, siendo súper honesta. Ha sido difícil, porque tengo mucho amor a mi trabajo, la relación con mi trabajo es la relación más sana que tengo.

—¿Has tenido que desechar ideas por falta de recursos?
—Me ha costado mucho tener que abandonar ideas o reducir cosas por presupuesto. Ese ha sido el desafío más grande del show de Trino. Igual estoy muy satisfecha con el resultado, porque creo que lo que vamos a mostrar es un concierto preparado desde lo más honesto desde el cariño.

—En tiempos en que pareciera que basta con romperla en YouTube para tener una carrera, ¿sigue siendo difícil ser independiente?
—Es muy difícil ser artista independiente. Son muchas responsabilidades. Y lo extra musical y extra artístico es muy desgastante. Por ejemplo, me gustaría poder pensar y trabajar sólo en el concepto de la ropa del show en vez de estar preocupada de cuánto va a costar o cómo lo podemos hacer porque nos faltan manos. Es como si quisiera crecer todo el rato, pero hay factores externos que limitan, ponen murallas y miedos a mi cabeza.

—¿Trabajas mirando las cifras a las que llegan tus canciones?
—Mi ambición es, ojalá, no tener que desviarme nunca de la música y que sea mi trabajo 24/7. He trabajado con esa meta y cuando hay un sold out o 20 mil reproducciones diarias vienen a ser un extra que me gratifica caleta. En este mundo caótico y capitalista de redes sociales te llega todos los días esa hueá de la competencia, de los números. Igual siento que he cumplido muy bien en esa parte.

—¿Cómo se vienen los lanzamientos?
—Se viene muy bacán. El disco está reversionado de una forma un poco eléctrica, está muy centrado en la voz, muchos coros, cosas medias teatrales y dramáticas. La idea es que si te gustó la experiencia del disco y pudiste formar una reflexión, el show en vivo te entregará un poco más y cerrará el concepto del disco.

—¿Cómo es tu relación con tus anteriores canciones?
—Algo que rescato de haber creado Dulce y Agraz es crear imaginarios visuales. El trabajo del EP ya no me identifica, pero cuando lo miro y veo los videocilps me alegro que eso tenga tanto contenido. Siempre he trabajado con imaginarios, por eso le llamo proyecto, es más completo que sólo la música. Estoy tratando de reversionarlas para que no sea tan incoherente el salto y es un ejercicio bacán me ha gustado hacer.

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