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La actriz Paulina Urrutia y su esposo Augusto Góngora se encuentran, como tantas personas en el planeta, en cuarentena preventiva por la pandemia del nuevo coronavirus. Pero su confinamiento es diferente, ya que el periodista fue diagnosticado con Alzheimer hace 6 años, por lo que el aislamiento es algo más que un cambio de rutina.

“En la cuarentena hemos sufrido descompensaciones de Augusto que han sido muy duras, porque el mundo que habíamos empezado a trabajar era de estar permanentemente vinculados con actividades, que hiciera cosas, que hablara con la gente. Todo eso lo echa mucho de menos”, comenta en conversación con CHV Noticias Paulina, quien es pareja de Augusto desde 1997.

Para la ex ministra presidenta del Consejo de Nacional de la Cultura el mayor temor es enfermarse y no poder estar tan cerca como Augusto necesita.

Paseos por el condominio y distintas actividades son las que ambos realizan día y día y que son parte de esta experiencia que comparten en su casa en la comuna de La Reina: “Cuando hay cosas que no le gustan hacer, tengo una estrategia: le digo que era de la mamá y resulta increíble, porque recuerda mucho a su madre”.

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Algo similar vive una familia en Australia, a quienes se le rompió en pedazos su rutina semanal por la cuarentena. Algo aún más complejo considerando que viven con la madre del dueño de casa, ya que la mujer tiene 87 años, está enferma de Alzheimer, con demencia y una de las pocas certezas de las que se agarra era su viaje de compras.

Es por eso que decidieron armarle un supermercado al interior de la casa para que el confinamiento no le borrara una de las pocas cosas que le entregan seguridad: su rutina.

These impossibly tough days filled with so many emotions play out differently in every home. We just need to remember to let the sunshine in when we can. This little beam filled our hearts today 🌞💛 Hopefully it fills your’s too…#HomeShoppingWithOma

Publicado por Jason van Genderen en Miércoles, 8 de abril de 2020

“Vamos a la tienda y veamos lo que necesitas. ¿Se ve bien, verdad?”, le dice Jason Van Genderen a su madre, delante de un mesón donde tiene dispuestos varios productos como si fuera una tienda. Detrás del inmueble, la esposa de Jason y su hijo, quienes hacen de locatarios.

“¿Tienes filete de cerdo? Ah, eso es genial. Nos llevamos un paquete, entonces”, le dice el hombre que acompaña a su madre, quien sonríe al poder hacer una de las pocas cosas que recuerda.

“Muchas gracias, querido”, se despide la mujer de su nieto que la atiende como si fuera un vendedor, a lo que el pequeño le responde, completamente metido en el papel, “que tenga un bien día, madame (señora)”.

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El geriatra de la Clínica Las Condes, doctor Gerardo Fasce, recomienda justamente seguir el ejemplo de la familia australiana, es decir “transformar lo que eran actividades en exteriores a interiores y generar rutinas que sean motivantes y tengan sentido para la persona que enfrenta la demencia”.

“La actividad física es muy importante, tratar de caminar y mantener los ritmos de psicosueño y vigilia. En el día que esté todo bien iluminado”, aconseja la doctora Andrea Slachevsky, académica de la Universidad de Chile.

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En la misma línea, recomienda que “si la persona (con demencia) no entiende la cuarentena, no hay que intentar explicar racionalmente, sino buscar una explicación que le haga sentido“.

Momentos difíciles que vive el planeta, sobre todo para quienes ni siquiera logran comprender por qué su vida cambió. Casos en los que el amor y la comprensión son esenciales.

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