Por Catalina Marchant

Mi nombre es Rosa Elizabeth Catrileo Arias (39), tengo mi origen familiar en el sector de Tromen Huichucon de la comuna de Temuco, Región de La Araucanía, y de profesión soy abogada. Tengo un diplomado en Derechos Humanos y pueblos indígenas, y soy egresada del magíster en Derecho de la Universidad de Chile.

Principalmente me he abocado al trabajo con comunidades y personas mapuche. También este último tiempo he estado relacionada con la defensa y promoción de los derechos educativos lingüísticos, trabajando en consultorías con educadoras de lengua y cultura indígena no solamente mapuche, sino que también aymara, quechua y licanantai. Eso me ha permitido conocer la realidad de otros pueblos originarios del país.

He vivido en persona la represión por parte del Estado. Mi pareja y padre de mis tres hijos, Julio Matrileo, es una de las primeras personas condenadas por Ley de Seguridad Interior del Estado. Estuvimos por 14 años con una condena que implicó firmas y restricciones para poder trabajar. Vivimos en primera persona lo que son las demandas y problemáticas del pueblo mapuche.

Mi candidatura a la Convención Constitucional no fue una decisión tan individual. Yo iba en dupla con Benito Cumilaf, mi compañero candidato paritario, porque sabíamos que existía la posibilidad que cualquiera de los dos pudiera llegar a la CC. Somos independientes; no tuvimos la posibilidad ni el acceso a grandes medios de comunicación. Pero no es que nosotros hayamos aparecido de la nada. Los dos teníamos un trabajo previo de muchos años, pero de manera silenciosa. Esos vínculos que nosotros llevamos por más de 10 años, en mi caso, nos sirvieron para poder tener contacto con las comunidades. No esperábamos una tan alta votación (10.448 votos), pero sabíamos que teníamos posibilidades de llegar a la convención por lo que habíamos hecho anteriormente.

Lee también: La Constitución de César Valenzuela, ex líder de la Revolución Pingüina: “Nadie debería negarse al diálogo”

Yo inicialmente quería ser profesora de Historia porque me gustaba mucho leer cuando estaba en la educación media. Sin embargo, influyó mucho en mí un profesor de Historia que vio un potencial. Además, me interesaba desde pequeña el tema de los derechos del pueblo mapuche, tenía muy fortalecida mi identidad, y mi profesor justamente estudiaba Derecho. Empezamos a conversar sobre la temática y cómo yo podía aportar más a mi pueblo desde la mirada jurídica, porque ese tiempo no había tantos abogados mapuche y menos abogadas. Cumplía con tres características que me iban a permitir hacer de mejor manera hartas cosas: el hecho de ser mujer, de ser pobre y de ser mapuche.

La reciente muerte del sargento de Carabineros en Collipulli y las declaraciones del ministro del Interior, Rodrigo Delgado, -quien aseguró que iban a encontrar a los responsables tal como lo ocurrido con el cabo Naín y la detención de Luis Tranamil- da cuenta del actuar de este gobierno y también de los anteriores. Porque en todos los casos, cuando sucede algo de la contingencia en La Araucanía, surge este lado prejuicioso, racista y discriminador, en que sin esperar investigación alguna, se interpela y se hace responsable al pueblo mapuche en general y a personas también pertenecientes a nuestro pueblo en particular.

Y el problema ahí es que cuando hay una autoridad de la envergadura del ministro Delgado realizando estas declaraciones, vociferando la culpabilidad de alguien e imputando un delito que tribunales aún no ha sancionado, nos surge la duda de cómo se garantiza un juicio justo contra esta persona. Aunque fuera absuelto, él ya figura como culpable de un hecho que todavía esta en proceso de investigación.

Pero el ministro sí acertó en algo. Efectivamente este es un problema de Estado, no de gobierno. Y el Estado no se ha hecho cargo de la problemática que tenemos nosotros acá en La Araucanía. Pero, ¿cuál ha sido el problema? Que el Estado no ha tomado las medidas para materializar el Convenio 169 ni ha otorgado la garantía para que lo podamos ejercer. Y el primer derecho que surge es precisamente el tema de tierras y territorio. Entonces cuando no se aborda la temática de fondo, que son los derechos colectivos, tierras y territorios, y no podemos decidir sobre nuestros propios asuntos, y se aborda este problema mediante la represión estatal, esto va en una escalada de violencia que nosotros no compartimos.

Chile tiene ratificado el Convenio 169, el tratado internacional de Derechos Humanos de los pueblos indígenas. Y uno de los límites de la convención es que no pueden alterar los tratados. ¿Por qué decimos que debe haber un Estatuto de Garantía? Porque Chile se ha negado a implementar y garantizar la materialización de los derechos que se contienen en el convenio. Entonces, la Constitución no sería ningún beneficio si es que ésta se limitara a repetir los derechos que están contenidos en una norma que está vigente en nuestro ordenamiento. ¿Y cuál es el avance que proponemos? Que en el Estado se establezca la obligación de tomar medidas para materializarlos.

Lee también: Stingo dijo que buscarán un “Estado de bienestar” como el de Europa: “Aquí no hay Maduro ni Fidel Castro”

La temática de la plurinacionalidad es transversal a varias candidaturas, pero cuando empezamos a analizar los conceptos o qué se está entendiendo por éste, va a depender de qué es lo que se interprete. Si es una plurinacionalidad que busca dar cuenta de la realidad de que en el país existen varios pueblos indígenas y que se va a reconocer sus derechos culturales, es un acto de declaración simbólico que puede ser relevante. Pero no tiene sentido si no lo acompañamos también desde la parte de que no queremos que las sociedades indígenas se subsuman en una sociedad estatal mayor, sino que estos pueblos puedan seguir existiendo de manera diferenciada con el resto de la sociedad: cultural, social, espiritual y políticamente. Si hablamos de plurinacionalidad, lo vinculamos inmediatamente con la autodeterminación. Si no, estamos hablando de un reconocimiento folclórico que a nosotros no nos sirve.

En la Convención esperamos contar con el apoyo en las temáticas indígenas. Nosotros ser la cabeza y contar con el apoyo de los demás convencionales, y así también nosotros apoyaremos las otras temáticas transversales como la protección de los recursos naturales. Pero en el caso de los constituyentes de Chile Vamos, por ejemplo, hay una contradicción en la ideología. No sé qué tipo de alianza podríamos hacer con aquellos que lo que más les importa es el desarrollo económico, cuando nosotros tenemos el principio del respeto por todas las formas de vida, y eso implica no devastar para “apropiarse de”.

No es que no podamos conversar, pero desde ya siento que no hay mucha sintonía. Misma situación con quienes son parte de la ex Concertación o Nueva Mayoría. Ambas coaliciones han actuado muy parecido para enfrentar las demandas del pueblo mapuche. Matías Catrileo muere en el gobierno de Michelle Bachelet, y la investigación que ahí se hizo fue muy deficiente y parecida a como está actuando el ministro Delgado. No hay aquí una sintonía ni con uno ni con otro.

Vamos a la Convención con esa legítima desconfianza con ambas coaliciones por el actuar que han tenido hasta hoy día con el pueblo mapuche. Vemos más sintonía con los independientes, los sociales, los excluidos, los invisibilizados. Porque esa es la condición en que estamos nosotros.

Tags:

Deja tu comentario