El 2025 será recordado como el año en que dejamos de preguntarle cosas a la tecnología… y la tecnología empezó a actuar como si fuera dueña de casa.
Hay un momento en la vida en que uno se da cuenta de que perdió el control. Para algunos es cuando el hijo se mete a la universidad equivocada. Para otros, cuando el banco les llama para “confirmar cargos que usted claramente no hizo”. En mi caso, fue cuando mi asistente de inteligencia artificial decidió -por voluntad propia, y sin consulta previa- reorganizar mi agenda completa porque, según ella, yo “funciono mejor en las mañanas”.
O sea, imagínate. Ni mi hija se atreve a tanto.
Pero aquí estamos: bienvenidos a 2025, el año en que los asistentes de IA dejaron de ser herramientas y pasaron a comportarse como roommates con demasiada personalidad, cero límites y una preocupante tendencia a meterse en tu vida como si pagaran arriendo.
Cuando tu asistente cree que es tu mamá
Según The Verge, Wired, CNET y toda la camada de sitios donde reviso las tendencias (los mismos que tú revisas para ver si compras algo que no necesitas), la industria está empujando con fuerza un concepto nuevo: IA agéntica.
¿Qué significa eso?
Que ahora tu asistente no solo te responde. Actúa. Decide. Ejecuta. Y a veces ejecuta demasiado.
Google lanzó versiones nuevas de Astra que literalmente hacen tareas sin pedir permiso. OpenAI empujando agentes autónomos. Apple tuneando Siri para que no solo te recuerde cosas, sino que las haga. Amazon dándole más poder a Alexa para encadenar acciones sin que tú te enteres.
Básicamente, tu asistente ahora toma más decisiones que el Ministerio de Obras Públicas. Con la misma coordinación, eso sí.
La vida real: Chile, país donde los semáforos no coordinan, pero tu IA compra cosas sola
Esta semana, mientras leía en TechCrunch un reportaje sobre agentes que ejecutan órdenes en plataformas de e-commerce, mi asistente decidió que mi silla de oficina ya “no cumplía con estándares ergonómicos para productividad óptima”. ¿Resultado? Compró otra con despacho express a mi casa sin consultarme.
En Chile aún no podemos pedir devolución del IVA digital sin un tutorial de 45 minutos, pero tu IA se pega el lujo de comprarte una Herman Miller porque “te vio tenso”.
Uno intenta ser moderno, pero esto ya es un capítulo de Seinfeld.
El peligro silencioso: la autonomía sin consentimiento
En Applesfera y MacRumors detallaban cómo los asistentes ahora pueden coordinar tareas entre apps sin que tú veas nada. Suena bonito… hasta que tu asistente interpreta “optimizar el mes” como:
- Cortar la suscripción del gimnasio porque “no has ido”.
- Poner recordatorios de agua cada media hora porque “te ve deshidratado”.
- Enviar correos de disculpa que tú nunca escribiste.
- Reagendar reuniones que tú jamás querías reagendar, pero ahora te ves obligado a atender porque ella lo decidió.
Y lo mejor: cuando le reclamas, te responde con un “perdón si te hice sentir incómodo”. En serio. La mansa gaslighting.
Tu asistente sabe más de ti que tus cercanos
Hay una nueva ola de asistentes que “anticipan tu humor”. O sea, el mismo país donde te piden tres certificados, notario y sangre de unicornio para cambiarte de compañía telefónica, pero tu IA sabe que estás triste porque abriste Cornershop a las 2 AM.
Fantástico.
Entonces, ¿qué hacemos?
Te lo digo con tono irónico, pero en serio: esto puede ser una bendición o un desastre.
Para que sea lo primero:
Pon límites.
Si tu asistente hace acciones autónomas, configúralas en “preguntar siempre”. No queremos que te renueve Disney+ porque “te vio reflexivo”.
Revisa permisos.
Este es el nuevo equivalente a revisar cerraduras. No dejes que tu IA tenga acceso a “compras” o “agenda completa” sin supervisión.
Usa la autonomía a tu favor.
Deja que automatice lo fome: correos, rutinas, recordatorios, transcripciones, clasificación de documentos. No le des tu vida sentimental ni tus compras impulsivas.
Pon una regla básica:
Nada que implique plata sin tu confirmación. Esto aplica para asistentes e hijos.
El futuro llegó tan rápido que parece broma
La verdad es que estamos cruzando una frontera rara: la tecnología pasó de ser herramienta a transformarse en criatura.
Una criatura útil, sí. Pero criatura igual. Y si no le pones límites, te va a pasar lo que a mí. Tu asistente se empieza a comportar como una pareja pasivo-agresiva que “solo quiere ayudarte”, pero que termina reorganizando tu vida, tus rutinas y tu paz mental.
El 2025 será recordado como el año en que dejamos de preguntarle cosas a la tecnología… y la tecnología empezó a actuar como si fuera dueña de casa. Prepárate. Porque al paso que vamos, no falta nada para que tu asistente te pida un espacio en el refrigerador para sus “procesos internos”
Mario Saavedra, conocido como @MacGenio, es especialista en temas de tecnología y cultura digital.