Por Daniela Pérez
Crédito: CNN Philippines/Agencia uno

Muchos usuarios de redes sociales, al explorar los hashtags relativos a las elecciones presidenciales en Chile, se han terminado encontrando con videos e imágenes de ídolos del K-pop como BTS, BLACKPINK, ITZY, Shinee, Loona o Stray Kids, entregando “su apoyo” a alguno de los candidatos.

Plataformas como Instagram y Twitter se han transformado en una vitrina donde los llamados Kpopers han manifestado sus preferencias, temores y opiniones políticas de cara al balotaje del próximo 19 de diciembre. A través de creativos “edits”, o imágenes editadas, han logrado unirse y hacerse notar.

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No es un fenómeno nuevo. Ya en mayo de este año, en Colombia, miles de fanáticos del pop coreano madrugaron cada día para boicotear las tendencias de Twitter que, para ellos, incitaban al odio, desinformaban o se creaban maliciosamente para deslegitimar las marchas contra el Gobierno.

Lo mismo ocurrió en Estados Unidos a propósito de las protestas por el asesinato de George Floyd. En mayo de 2020, la Policía de Dallas invitó, a través de sus redes sociales, a que las personas enviaran reportes de “actividad ilícita durante las protestas” a la app iWatch Dallas.

En respuesta, miles de Kpopers enviaron memes, videos y edits de sus ídolos favoritos cantando y bailando para proteger la identidad de quienes se manifestaban. En pocas horas, el sistema colapsó y la policía de Dallas anunció que la causa de la interrupción del servicio “estaba siendo investigada”.

Chile no se ha quedado atrás: en diciembre de 2019, en pleno estallido social, el Ministerio del Interior entregó a la Fiscalía datos de actividad en redes sociales desde el 18 de octubre. El análisis, que pretendía caracterizar a los jóvenes ligados a la protesta, destacaba que “son aficionados al K-pop“.

El K-pop como herramienta política

El informe del Gobierno no señaló un vínculo concreto entre el K-pop y las causas de las protestas o los actos de violencia. Sin embargo, al igual como ocurrió en Colombia y EE.UU., las manifestaciones políticas y sociales de los Kpopers han tomado por sorpresa a la población, los expertos y gobiernos.

Constanza Jorquera, investigadora del Centro de Estudios Coreanos de la Universidad de Santiago de Chile (Usach), explica que “la gracia del K-pop es que puedes articular un interés común (…) los fanáticos se organizan en función de, por ejemplo, causas benéficas y ya en 2020 se empezaron a movilizar políticamente”.

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La académica detalla a CNN Chile que “las personas más millennials o centennials no necesariamente tienen una ideología marcada, ni están afiliadas a partidos políticos o movimientos específicos, pero sí son muy conscientes de que existen injusticias y causas justas por las cuales luchar”.

En tanto, la periodista especialista en K-pop Gerty Oyarce afirma que “no es que el K-pop pueda ser o no político, sino que la política permea todos los aspectos de la vida. Se demostró que el público que consume K-pop está dispuesto a generar cambios y realizar acciones en pos de lo que quiere para su país”.

Crédito: BigHit Music

Oyarce sostiene que gran parte de la sorpresa que ha causado la irrupción de la fanaticada del K-pop se debe a que existe una serie de prejuicios al respecto: “siempre hubo este prejuicio de que, porque te gustaba una cultura en Asia, estás desconectado de lo que pasa en tu país y, en realidad, no es así”.

“También pasa porque todavía hay una predominancia de la cultura estadounidense y este culto tan grande a la cultura europea, que muchos ven a los fanáticos de la cultura asiática como personas que están desconectadas de la realidad, siendo que simplemente tienen un hobby que ellos no”, agrega.

Las redes sociales como principal aliado

Desde hace años los fanáticos del K-pop se vienen organizando, entre otras cosas, para posicionar a sus artistas en redes sociales, aumentar la venta de sus álbumes o hacerlos ganar premios. En algún punto, los Kpopers notaron que muchas de sus prácticas también funcionaban para apoyar otras causas.

“Las personas que escuchan K-pop están tomando las herramientas que han aprendido a usar gracias a su hobby en pos de un bien común”, afirma Oyarce. Los hechos ocurridos en EE.UU. o Chile “hacen ver que hay una gran cantidad de gente organizada capaz de usar Internet a su favor”.

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Por su parte, Constanza Jorquera sostiene que la capacidad de movilización que tienen los fanáticos les permite organizarse “muy fácilmente, sin que existan tensiones, por ejemplo, de partidos contrarios, sino que se identifica un target y se hace guerra en red o ciber activismo de forma muy eficiente y rápida”.

Los candidatos presidenciales tampoco han quedado ajenos a la influencia del K-pop en Chile. El abanderado del Frente Social Cristiano, José Antonio Kast, invitó por redes sociales a expertos y fans a hacer “algo de K-pop para la campaña” y, a los pocos días, presentó el resultado.

Por su parte, el abanderado de Apruebo Dignidad, Gabriel Boric, ha subido videos mostrando regalos que ha recibido por parte de Kpopers, ha usado canciones de artistas surcoreanos como Twice o Day6 en algunas de sus publicaciones, y se ha tomado fotografías con photocards (imágenes impresas) que le han regalado.

@gabrielboricMuchas gracias ##KpopersxBoric por los regalitos! Mi favorito fue Koya 😆❤️ ##boric2022 ##parati♬ MONEY – 리사 (LISA)

Diversos fanáticos y fandoms (grupos dedicados a un artista) han creado cuentas en apoyo al candidato. En páginas como Kpopers por Boric animan a compartir contenido positivo y las propuestas del diputado, a motivar la participación en el balotaje y enseñan a bajar o reportar contenido de odio o fake news.

El grupo también ha motivado a otros fanáticos a realizar sus propias dinámicas y han realizado algunos eventos. “Fue todo pensando en qué podíamos hacer como Kpopers para movilizar a la gente con este tema”, explica Gracia Ortiz, diseñadora e integrante de Kpopers por Boric.

 

El K-pop y el “sentimiento de comunidad”

Para Jorquera, el K-pop permite generar un “sentimiento de comunidad” que fue muy fuerte, por ejemplo, para el estallido social. “El Gobierno lo entendió mal (…) pero sí era una idea de solidaridad política, de movilizarse con algo y, si tienes las herramientas, puedes utilizarlas para incidir y aportar”.

Ser fan del K-pop es un proyecto. Por un lado, te gusta, pero va aparejado con intereses y comunidad y vas transformando tu conducta y tus proyectos de vida de alguna forma. Entonces, cuando ves que eso te hace crecer y feliz, o ves que otras personas también lo hacen, sientes que eres válido”, agrega.

Crédito: YG Entertainment

Por su parte, Gracia Ortiz sostiene que “uno ve a tanta gente movilizándose, que te da más ánimo de hacerlo, porque si fueran pocas personas, sientes que tu opinión no está tan validada (…) Para mí, el K-pop ha sido también una herramienta y un espacio para generar comunidad, ambientes familiares y un espacio seguro”.

La unión entre fanáticos del K-pop se vería reforzada, entre otras cosas, por el mensaje que transmiten los artistas surcoreanos a través de sus canciones. En muchas oportunidades, esta música invita a “amarte a ti mismo, a ser solidario o a esforzarte”, detalla Jorquera.

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Según la periodista Gerty Oyarce, “si tú te pones a leer letras, por ejemplo, de BTS, muchas hablan de descontento, cosas injustas o salud mental y yo creo que también hay un prejuicio muy grande de que, porque una persona cante, baile y se vista bonito, significa que eso es superficial, y no”.

“Para las marchas durante el estallido social (…) las personas más adultas o fuera de este espacio no lo entendían, pero el hecho de llevar una foto de Namjoon (líder de BTS) presidente, ya significaba algo, porque era un símbolo. Las personas pudieron identificarse y crear códigos de pertenencia que fuera del mundo del K-pop no se entienden”, concluye Jorquera.

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