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El mundo vive una situación crítica derivada de la pandemia por coronavirus. Si en Chile necesitábamos un nuevo pacto tras el estallido social, ahora es el mundo el que necesita uno que nos haga entender que la interacción humana con el resto de la vida animal puede traer consecuencias tan serias como la que hoy vivimos.

Un concepto clave surge en medio de esta circunstancia crítica, en la que no sabemos cómo llegó el nuevo coronavirus a las personas, pero nos tiene en estado de sitio mundial. Se trata de la zoonosis.

Para ahondar en este tema, Paloma Ávila conversó con  Claudio Azat, doctor en medicina de la conservación de la Universidad Andrés Bello (UNAB).

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Las poblaciones animales y las humanas siempre han estado en contacto y no es nuevo que los virus avancen de una a otra. Pero, hay factores que precipitan estos contagios, y esto se produce cuando rompemos el equilibrio de los ecosistemas, la vida silvestre y, en general, del planeta.

El gran tema de nosotros como cavidades de microorganismos es que ya hace rato hemos roto cualquier equilibrio con nuestro entorno, con nuestro planeta y con la vida silvestre, porque somos muchas personas. Un ejemplo muy importante es la globalización del transporte, en particular del transporte aéreo. Es decir, yo puedo estar mañana al otro lado del mundo y uno no viaja solo, sino que con los microorganismos que contiene en su interior”, explica Azat.

La inteligencia humana se ha desarrollado a tal punto que se ha ido tecnificando, masificando e intensificando una serie de procesos, comenta. Pero, eso ya ha llegado a un límite y, como prueba de ello, está el cambio climático, lo que estamos sufriendo por la pérdida de la biodiversidad y de servicios ecosistémicos.

También se refleja en lo que está pasando ahora con las enfermedades emergentes, como el COVID-19 producida por el virus SARS-Cov-2. Este tipo de patología son en un 75% de origen zoonótico de vida silvestre, es decir, aquellas que son propias de los animales y traspasan la barrera hasta infectar a los humanos.

“Lo que nos falta como humanidad es apoyarnos en la ciencia, que ha sido bien clara en estos temas relacionados con la crisis ambiental y las enfermedades emergentes; ser responsables y, como humanidad, tenemos que mirar a largo plazo“, indica el experto. “Los temas complejos que estamos viviendo no son de un año o dos años, son de diez, cincuenta o cien años”, agrega.

En Chile, se planteó la Ley del Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas que, a juicio de Azat, será un gran avance para nuestro país. Una normativa necesaria porque permite gestionar la biodiversidad a través de un servicio especializado alojado en el Ministerio de Medio Ambiente.

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Mirado desde otro punto de vista, si cuidamos nuestra biodiversidad, nos estamos cuidando a nosotros mismos”, concluyó.

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