“¿Qué es lo que buscas, una relación afectiva o sexoafectiva?”: Monsalve detalló a Fiscalía cómo conoció a su denunciante

Por CNN Chile

25.05.2025 / 12:35

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En esas cinco jornadas, el exsubsecretario del Interior de Gabriel Boric fue interrogado por fiscales a raíz de la denuncia por violación y abuso sexual -delitos por los cuales está como imputado y por los que arriesga 15 años de cárcel- en contra de una subalterna.


Entre el 7 y el 13 de enero, Manuel Monsalve entregó su versión sobre los hechos que lo mantuvieron 6 meses en prisión preventiva en el anexo Capitán Yáber.

En esas cinco jornadas, el exsubsecretario del Interior de Gabriel Boric fue interrogado por fiscales a raíz de la denuncia por violación y abuso sexual -delitos por los cuales está como imputado y por los que arriesga 15 años de cárcel- en contra de una subalterna.

Un testimonio que, de acuerdo a La Tercera, quedó plasmado en un informe de 63 páginas, con 307 preguntas, en donde Monsalve abordó diversos aspectos de la denuncia de la mujer en su contra. Uno de ellos fue la comida en el restaurante Ají Secó Místico, que terminó por detonar el caso.

Pero también, el exdiputado reveló cómo fue que conoció a la denunciante y entregó su versión sobre los hechos que habrían terminado en una suerte de relación entre ellos.

¿Cómo Monsalve conoció a la denunciante?

Monsalve comenzó contando a los persecutores que conoció a la denunciante luego de que su padre se contactará con él para pedirle ayuda con una pasantía o trabajo. En ese periodo, Monsalve estaba en la Cámara de Diputados y se juntó, según su testimonio, “tres veces”, pero que al final no pudo ayudarla.

Según el exsubsecretario, el contacto entre ambos sólo se retomó en 2023, cuando ella entra a trabajar a la subsecretaria. La versión de Monsalve a la Fiscalía es que él no hizo gestiones para su ingreso. Y que sólo, a raíz de la emergencia de los incendios en Viña del Mar, del verano de 2024, comenzaron a verse más en las actividades en la zona.

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“Empezamos a tener nuestras conversaciones vía WhatsApp, y desde febrero ella contesta mis mensajes con emoticones, con corazones rojos. Puede ser que una semana después de que se empezara a comunicar conmigo de manera más frecuente empezó a usar estos emoticones rojos, esto no era común. Esto al principio no me llamó la atención, después se mantuvo como una práctica por unos cuatro o cinco meses, hasta junio aproximadamente. En junio se producen conversaciones después de las 18 horas, mis posibilidades de hablar estaban dadas después de esa hora por mis ocupaciones”, relató.

“En mayo me empieza a compartir prácticas de carácter más personal, ya no de carácter laboral; en una de estas conversaciones ella me cuenta que vive en departamento, que vive sola, y que lo que más le gustaba hacer era sentarse en el balcón, fumar un cigarro y tomar café. En este proceso de conversación surge la idea de tomarnos un café juntos y ella me dice que lo podemos hacer juntos en su balcón. A fines de junio por WhatsApp le escribo “el café y el tabaco”, y ella me responde con un corazón. Posteriormente, el 15 de julio, le escribo “pendiente el café”, ella me responde ‘totalmente de acuerdo’”.

Monsalve afirmó que “no le veía nada de malo” en aceptar dicha invitación. “Consideré que había un interés personal mutuo de carácter personal. Tenía jornadas laborales muy largas, era raro que me juntara a tener conversaciones personales con los funcionarios, por lo que estando afuera de la subsecretaría estaba solo, por lo que si alguien me planteaba juntarme afuera de manera más personal lo aceptaba. Acá había un interés mutuo de juntarnos”.

“Esto no se materializó nunca, hay una fecha en agosto, en el marco de un mensaje escribo que hay dos tareas pendientes, una reunión pendiente con Nicolás Torrealba y un café, y ella responde que sí, especialmente al punto dos”, complementó.

Almuerzo en el Costanera Center y un beso

Sobre lo que fue el encuentro en el Costanera Center, la versión de Monsalve es completamente diferente a la planteada por al denunciante. Según ella, iba a una reunión laboral y que concluyó con un sorpresivo beso de parte de su jefe que la dejó en shock, lo que describe como el primer episodio en que el subsecretario transgredió su intimidad.

Pero Monsalve sostuvo que fue consentido y explicó por qué eligió el concurrido centro comercial capitalino para juntarse.

“Era muy poco frecuente que yo un sábado o un domingo estuviera en Santiago, normalmente o estaba en Viña o en Concepción, conozco pocos lugares donde comer acá en Santiago; desde mi perspectiva el Costanera Center era buena opción, porque lo conocía, sabía llegar, andaba mucha gente y eso era bueno, porque yo era una persona muy conocida y me costaba ir a comer a algún lugar, porque la gente me reconocía inmediatamente, y como en el Costanera Center andaba tanta gente, menos atención se me ponía”, sostuvo ante Fiscalía.

“Llego a eso de las 14 horas, ingresé por una puerta lateral que está en Andrés Bello, habitualmente andaba con jockey, gafas, buzo, entré al Costanera, subí al piso de los restaurantes, me senté en una mesa del restaurante Milá y le escribí a (denunciante), le pregunté si quería que le mandara un Uber, como gesto de gentileza; ahí le pedí la dirección para mandarle el auto, creo que esto fue una conversación por Signal, le mandé un pantallazo por WhatsApp, con la información del Uber, el vehículo y la patente. Ella me dice ‘súper’ con signos de exclamación y luego me avisa que llega en cinco minutos”.

“En ese momento yo estaba tomándome una cerveza, le pregunté qué quería comer, ella pidió una ensalada, yo un lomo vetado si no me equivoco, y le pregunté si quería beber algo y me dijo que ‘sí a un pisco sour’, por lo que pedimos dos piscos sour. Le pregunté si era su trago favorito y ella me dijo que no, que era el vodka, y me dice que la próxima vez deberíamos juntarnos a beber vodka. Ella me cuenta cosas personales, que tiene un hermano que va con cierta frecuencia y se queda en el departamento, que tiene un hermano con una empresa, que ella trabajó con él, y que respecto a su mamá, que una vez estuve muy cerca, físicamente, con su mamá por unas inundaciones en Curanilahue en una reunión con más gente”, explicó Monsalve.

“Estamos dos horas y ella vuelve a pedir pisco sour y tomamos uno cada uno, en total dos cada uno. Terminamos a eso de las 17 horas, bajamos por las escaleras, le pregunté si quería pedir un taxi o caminar, ella prefirió caminar, cruzamos Andrés Bello y caminamos hacia el poniente, por el lado del río (Mapocho), nos sentamos en el césped, ella fumó, nos mantenemos mucho rato y nos paramos solo cuando oscurece”, aseguró ante los investigadores el exsubsecretario.

“En esa conversación le empiezo a preguntar si se ha adaptado a Santiago, considerando que se trasladó de Curanilahue y que vivía sola; ella me comenta que tiene una relación no sé si estrecha, pero intensa con su familia, y que no le ha sido fácil adaptarse a Santiago. Me cuenta que tuvo una relación en Santiago, una pareja, con quien terminó, no me dice quién, supongo que se refería a una relación conocida al interior de la subsecretaría con Ricardo Lillo, yo asumo que se refería a Ricardo. Le pregunté si ha tenido otras relaciones, me cuenta de una segunda relación que tuvo con un médico psiquiatra de Curanilahue que atendía a su mamá o su abuela, no me especificó cuánto tiempo ni le pregunté; le consulté en qué estaba en ese momento, me dijo que tiene siete pretendientes y se produce un giro en la conversación, estábamos sentados en el césped, ella se me acerca un poco a mí y me dice: “¿Qué es lo que buscas?”, “¿una relación afectiva o sexoafectiva?”, y le agrega a la pregunta, si “¿ahora tienes una relación?””.

“En ese momento la conversación gira, porque ella se me acerca, se sonríe, y yo me acerqué a ella, le hice una caricia, y me dice que hace tiempo que no la acarician, y nos damos un beso mutuo, no hay gesto de rechazo o resistencia, termina el beso y sigue la conversación, le digo en broma que si cree que soy el octavo pretendiente, luego le digo que frente a su pregunta hay que entender lo que hago, para mí es muy difícil de mantener una relación, no tengo tiempo, no puedo salir en el ámbito público, estoy casado, es cierto que mi señora está en Concepción y puedo ir de manera poco frecuente a Concepción, y si tú me preguntas, es más afectivo que otra cosa, quiero salir a tomar un café a comer que otra cosa, son las posibilidades que tengo”, añadió.

Consultado sobre qué le responde ella, Monsalve aseguró que “no es algo que yo recuerde, que me parezca importante. Me llamó la atención de lo directo del lenguaje, de eso ”¿qué es lo que buscas, una relación afectiva o sexoafectiva?. Ella no me responde algo que yo recuerde, algo muy relevante, si hubiese sido algo relevante lo tendría en mente, sí recuerdo que me dijo que la tarde había sido muy agradable, le dije que para mí también y ella me dice que se repita. Como empezó a oscurecer nos levantamos y empezamos a caminar, deben haber sido las 20.30 horas, y empiezo a hacer parar un taxi, no se detenía ninguno y ella me dice que va a pedirse un Uber”.

“Nos dimos un beso mutuo que debe haber durado cinco segundos, lo que entendí es que había un interés en mi persona, de ella hacía mí”.

Consultado directamente por los investigadores si había interés de él con ella, Monsalve contestó: “Sí, de hecho, ella me dice que había sido agradable y yo le dije que para mí también, y ella me dice ojalá se repita, a lo que le dije que sí, yo quedo con el interés de volvernos a encontrar. El encuentro en su conjunto duró como seis horas y media, no tuvo nada de contenido laboral, no se planteó nada por parte mía de compromisos o de agenda, ni ella planteó ningún tema de carácter laboral que tuviera que ver con la agenda o compromisos, nada. En segundo lugar, el beso se produce habiendo luz de día, de modo que hay conversación previa al beso, posterior al beso y cuando oscurece le digo que nos vamos, ahí es donde se camina, tratamos de parar los taxis y luego ella pide Uber; en el registro de su Uber debe estar el registro de dónde lo pidió, a qué hora. Lo concreto es que llega el Uber, se sube ella y me subo yo, nos vamos a su dirección, nos bajamos en la esquina de Amunátegui con General Mackenna, nos despedimos con un beso en la mejilla”.