foto: agencia uno

Desde 1999, el Centro de Análisis de Políticas Públicas de la Universidad de Chile realiza, en intervalos de tres años, un informe sobre el deterioro del medio ambiente en nuestro país tanto desde el punto de vista de los recursos naturales como de las respuestas que ha tenido el Estado y la sociedad civil a esta situación.

Según el profesor Nicolo Gligo, las conclusiones son categóricas respecto a la evolución del medio ambiente. “En ningún recurso hemos mejorado con respecto a tres años atrás, al contrario, hemos disminuido en todos. En el caso del suelo es bastante significativo, ya que todo lo que no es suelo agrícola de alta productividad está abandonado y con serios procesos de deterioro, con sobre-pastoreo, erosión, etc.”.

En la misma línea, el académico explicó que cada año se pierden entre 20 a 25 mil hectáreas de terreno en bosque nativo, una tasa que califica como muy negativa. “No sólo hablamos de los efectos de pérdidas por sustitución, agricultura o cambio a arbusto, sino también por incendios”, afirmó.

Una situación similar se vive respecto a los ecosistemas marinos y del borde costero. De acuerdo a la investigación, de las 27 pesquerías principales, 8 se encuentran colapsadas y 10 sobre explotadas.

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En este contexto, la biodiversidad se ha visto fuertemente afectada por condicionantes como el cambio climático, la pérdida y degradación de hábitats, la contaminación, la sobreexplotación de recursos y la introducción de especies exóticas invasoras.

Por otra parte, la disponibilidad de agua fresca en Chile muestra una clara tendencia a la disminución del recurso y su calidad. Del mismo modo, la polución del aire registra un preocupante estancamiento en los últimos 14 años, pese a los distintos planes de Prevención y/o Descontaminación Atmosférica (PPDA).

Las emisiones de material particulado, dióxido de azufre y óxidos de nitrógeno, producto de la actividad minera y centrales termoeléctricas, son el principal problema de la zona norte.

En la zona central, en tanto, el principal problema son las “altas concentraciones de material particulado grueso y fino (MP10 y MP2,5) en el periodo otoño invierno y contaminación fotoquímica ozono (O₃) en primavera-verano”. Similar situación ocurre en las localidades del sur ubicadas en los valles centrales, principalmente por el consumo de leña.

Para Gligo, el grave panorama que entrega el informe se enmarca “en un sistema que está colapsando en lo social y también en lo físico, porque la única forma de reproducción que tiene es sobre la base de comerse a sí mismo. Este es un país que vive fundamentalmente de la explotación de sus recursos naturales, lo que se combina con macro-presiones como el crecimiento económico y de la población, así como con el cambio climático”.

Para más detalles del estudio, ingresa a la página web de la Universidad de Chile.

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