Foto: Agencia UNO

La crisis económica derivada del estallido social y la pandemia del coronavirus ha tenido un fuerte impacto en los campamentos en Chile, con una considerable alza en la cantidad de familias que viven en esta situación a lo largo del país.

Así lo evidenció un estudio realizado por Techo-Chile y la Fundación Vivienda (FV), que muestra que desde 2019 han aumentado en 74% las familias que viven en estas condiciones, lo que representa un “máximo histórico” desde 1996.

Desde el último catastro del Ministerio de Vivienda y Urbanismo (Minvu), desarrollado entre 2018 y 2019, se han registrado 418 nuevas tomas de terrenos. De acuerdo a la medición de Techo, varias de estas ya se han consolidado como campamentos.

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Allí, las familias no cuentan con acceso a al menos uno de los tres servicios básicos: agua, luz y alcantarillado.

De acuerdo a un análisis de Libertad y Desarrollo (LyD), realizado con datos del Minvu, las principales razones de las familias para desplazarse a estos asentamientos son el alto precio de los arriendos (30,7%) y la cesantía (20,6%).

De hecho, entre quienes señalaron el alto precio del alquiler, 73,5% arrendaba previamente y 18,3% eran allegados.

Situación similar a la de quienes apuntaron a la cesantía o bajos ingresos como razones para vivir en campamentos: 56% arrendaba y 30,1% vivía como allegado en casas de amigos o familiares.

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