La tasa de informalidad, aunque ha disminuido respecto de 2022, continúa siendo elevada y afecta principalmente a mujeres y a personas con menor nivel educacional.
Chile registra 1.998.178 personas microemprendedoras, según la VIII Encuesta de Microemprendimiento (EME) elaborada por el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) junto al Ministerio de Economía.
El estudio, aplicado entre mayo y agosto, muestra un panorama amplio y diverso sobre quienes trabajan por cuenta propia o lideran microempresas de hasta 10 trabajadores.
La caracterización revela que el 59,3% de quienes emprenden son hombres y el 40,7% mujeres, mientras que casi la mitad —el 45,9%— tiene entre 35 y 54 años.
La mayoría de las personas (86,8%) trabaja por cuenta propia y solo el 13,3% opera como empleador; entre estos últimos, el 40,6% tiene un solo trabajador y un 37,0% mantiene equipos de tres o más personas.
Motivos y financiamiento
El informe confirma que emprender continúa siendo, en gran medida, una respuesta a la necesidad económica. El 49,4% inició su negocio por falta de alternativas laborales, mientras que un 34,8% lo hizo tras identificar una oportunidad.
Asimismo, un 60,4% partió con recursos propios, y apenas el 12,2% recurrió a préstamos o créditos para financiar el inicio de su actividad.
Informalidad: más de la mitad sigue fuera del sistema
La encuesta muestra que el 54,2% de los microemprendimientos opera de manera informal.
Aunque la cifra es menor al 58,3% registrado en 2022, la informalidad continúa concentrándose en mujeres (59,0%) y personas con menor nivel educacional.
Sectores como agricultura, pesca, minería de pequeña escala, construcción y manufactura presentan las tasas más altas, superando en algunos casos el 70%.
Entre las principales razones para no formalizarse, los encuestados mencionan que el negocio es “demasiado pequeño” (52,5%) o que el registro “no es esencial para su funcionamiento” (20,2%).
En materia de seguridad social, solo el 43,6% cotiza en salud y apenas el 28,4% en AFP.