También los adultos sufren ciberacoso

Por Yalile Said

13.03.2025 / 12:36

{alt}

Un aspecto que aún no recibe la suficiente atención es el impacto del ciberacoso entre adultos dentro de la comunidad escolar, particularmente el que ejercen algunos apoderados contra docentes, directivos y otros funcionarios. Es esencial que la mirada preventiva se amplíe a toda la comunidad escolar.


Según la Superintendencia de Educación, el tercer trimestre de 2024 las denuncias por convivencia escolar fueron 8.864, un máximo histórico. Y se reportaron 664 denuncias por ciberacoso, un aumento de 15% respecto del año anterior.

Quienes trabajamos en educación sabemos que tenemos un problema de convivencia escolar, y que las redes sociales y las acciones de ciberacoso ocupan un lugar relevante en el bullying que sufren los estudiantes. El abordaje que se está haciendo para combatirlo y prevenirlo, tanto a nivel central como de cada colegio, ha sido clave para enfrentar este problema. Sin embargo, un aspecto que aún no recibe la suficiente atención es el impacto del ciberacoso entre adultos dentro de la comunidad escolar, particularmente el que ejercen algunos apoderados contra docentes, directivos y otros funcionarios. Es esencial que la mirada preventiva se amplíe a toda la comunidad escolar.

Según una encuesta publicada por la fundación Caserta, más de la mitad de los docentes conocen a otro profesor que haya sufrido ciberacoso y la salud mental es uno de los temas más complejos de la profesión. Las carreras de pedagogía han sufrido una baja crítica en cantidad de estudiantes y la deserción docente aumenta.

En este contexto, las “funas” en redes sociales crecen. Funas cuyo origen fue la imposibilidad de encontrar formas institucionales de escucha, de reparación o de gestión del conflicto, hoy se utilizan simplemente para denunciar un desacuerdo o una acción que se percibe como polémica.

Es difícil establecer una sana convivencia entre estudiantes y poner fin al ciberacoso entre estudiantes si los adultos a cargo de mostrar ese camino no lo hacen. La gestión del conflicto desde el diálogo, la mediación y los canales adecuados son parte de lo que define la convivencia cívica. Y es parte de lo que define a las comunidades escolares como espacios amables, habitables.

Los colegios cuentan, por ley, con protocolos y normas adecuados a las situaciones que surgen en la convivencia escolar, con claros pasos a seguir cuando un apoderado no está de acuerdo con lo que un profesor o autoridad hizo, y consideran la obligatoriedad de dar respuesta al reclamo.

Aprovechar las vías existentes para resolver dificultades es renunciar al facilismo del ciberacoso, donde no hay responsabilidad ni rostros. Sobre todo, resolver adecuadamente el conflicto es el ejemplo de cómo queremos que asuman nuestros hijos su vida adulta en democracia.