En medio de la preocupación e incertidumbre por la política que anunciará Donald Trump, algunos sectores respaldan la medida y se manifiestan en contra del libre comercio.
(CNN) –El sentimiento del consumidor está aumentando. El mercado de valores ha tenido su peor comienzo en años. La contratación se ha desacelerado. Las probabilidades de recesión están aumentando.
Economistas, consumidores y Wall Street critican la política comercial del presidente Donald Trump. Pero no todos sufren los aranceles.
El sindicato United Autoworkers elogió los aranceles automotrices de Trump después de que el grupo perdió miles de empleos en fábricas en México y Canadá.
“Aplaudimos a la administración Trump por tomar medidas para poner fin al desastre del libre comercio que ha devastado a las comunidades de la clase trabajadora durante décadas”, dijo el UAW en un comunicado la semana pasada.
El libre comercio tiene sus beneficios, generalmente reduciendo los costos de los bienes para los consumidores estadounidenses. Pero también tiene inconvenientes. Puede devastar las industrias manufactureras, ya que las empresas construyen fábricas en países que suministran mano de obra más barata.
La historia ha demostrado que los aranceles tienen aplicaciones prácticas —y a veces beneficiosas—. Pueden proteger los intereses de seguridad nacional de los países, abordar prácticas comerciales desleales y apuntalar las industrias nacionales. Los aranceles también pueden combatir la monopolización de importaciones críticas.
Sin embargo, al igual que el libre comercio, los aranceles también pueden tener consecuencias dolorosas, sobre todo cuando se aplican indiscriminadamente. Los aranceles implementados y propuestos por Trump impondrían impuestos sobre bienes por valor de billones de dólares, obligando a las empresas a tomar decisiones dolorosas sobre la reubicación de la producción que no pueden traer de regreso fácilmente a Estados Unidos.
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