La policía de París disparó lacrimógenas y lanza aguas contra manifestantes en los Campos Elíseos, en el centro de la capital de Francia.

Las protestas, que comenzaron como una campaña contra el aumento de los precios de combustibles, se han transformado en una manifestación más amplia contra el gobierno del presidente Emmanuel Macron en las últimas semanas.

La policía dice que movilizó a 3.000 oficiales en París para contener a los 8.000 manifestantes. Se ha establecido un perímetro de seguridad en el centro de la ciudad, con edificios gubernamentales protegidos y, hasta el momento, sólo tres personas han sido detenidas.

En una conferencia de prensa, el ministro del Interior francés, Christophe Castaner, culpó de los enfrentamientos a las personas de extrema derecha que se infiltraron en las manifestaciones.

La líder de extrema derecha Marine Le Pen rechazó las acusaciones y las describió como una forma “patética y deshonesta” de “manipulación política” por parte del gobierno.

Castaner dijo previamente de los manifestantes: “Se garantizará su libertad de expresión, pero no debe ejercerse en detrimento de la seguridad, el orden público y el derecho de todos a ir y venir. No hay libertad sin orden público”.

El fin de semana pasado, un manifestante fue atropellado y asesinado accidentalmente por un automóvil, y más de 200 personas resultaron heridas durante una manifestación en el este de Francia.

Macron bajo fuego

Además de las preocupaciones sobre la espiral de precios de los combustibles, las protestas también reflejan tensiones prolongadas entre la élite metropolitana y los pobres de las zonas rurales.

Los precios del diésel aumentaron un 16% este año, de un promedio de 1,24 euros (1,41 dólares) por litro a 1,48 euros (1,69 dólares), incluso llegando a 1,53 euros en octubre, según UFIP, la federación de la industria petrolera de Francia.

El alza de precios se debe en gran parte a un salto en el precio mayorista del petróleo, con el petróleo crudo Brent, un punto de referencia para las compras mundiales de petróleo, que se incrementó en más del 20% en la primera mitad de 2018, desde alrededor de 60 dólares por barril hasta un pico de 86,07 dólares a principios de octubre.

Sin embargo, los manifestantes franceses no están dirigiendo su enojo hacia la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) por reducir la producción de petróleo, o hacia la administración de Estados Unidos por implementar aranceles en Irán, paralizando sus exportaciones de petróleo.

Macron, en cambio, está sufriendo el peso del descontento generalizado en Francia, y muchos manifestantes están furiosos por la extensión de las políticas ambientales del líder actual implementadas bajo el gobierno de François Hollande.

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