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(CNN) – El hombre que se desempeñó como el asesor más importante de Boris Johnson en el apogeo de la pandemia de coronavirus se disculpó públicamente por la respuesta del gobierno del Reino Unido a la crisis, que según él fue “desastrosamente corta” de lo que el público debería esperar.

Dominic Cummings, quien renunció a su puesto en Downing Street en noviembre pasado, dijo a un comité parlamentario el miércoles que “cuando el público más nos necesitaba, el gobierno fracasaba”. Hasta la fecha, más de 127.000 ciudadanos británicos han muerto dentro de los 28 días posteriores a una prueba positiva de COVID-19.

La acusación más explosiva se produjo cuando Cummings dijo en el expediente que había escuchado personalmente a Johnson decir que preferiría ver “cuerpos apilados” que imponer más encierros al público. Downing Street ha negado repetidamente que se haya hecho tal comentario.

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El ataque de Cummings es aún más devastador porque fue uno de los ayudantes más cercanos de Johnson desde que se convirtió en Primer Ministro en 2019, y ejerció un poder e influencia sin precedentes dentro de Downing Street. Cummings explicó que para mostrarle al Primer Ministro lo grave que era la situación, sostuvieron una reunión el 21 de septiembre en la que fingieron que era a fines de octubre. Presentaron cómo se verían los datos según el modelo actual. Según Cummings, la evidencia de que el Servicio Nacional de Salud “iba a ser aplastado” nuevamente no convenció a Johnson. Cummings dijo que “cualquier otro político competente” se habría “comportado de manera diferente”.

Dijo que le gustaría ver una investigación más temprano que tarde, porque “decenas de miles de personas murieron y no necesitaban morir”.

Cummings afirmó que el primer ministro creía que el virus era poco más que una historia de miedo y decía cosas como que “quería que el director médico de Inglaterra le inyectara COVID-19 en vivo (por televisión) para demostrar que no había nada de qué preocuparse”.

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Asimismo, Cummings enumeró diversas razones para este retraso, que van desde la creencia de que el público británico no estaría de acuerdo con las medidas “al estilo de Wuhan”, hasta distracciones externas. Estos iban desde el entonces presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, que quería que el Reino Unido se uniera a una misión de bombardeo en el Medio Oriente, hasta historias sobre la prometida de Johnson, Carrie Symonds, molesta por las historias en los periódicos sobre el perro de la pareja. Pero, en última instancia, su principal acusación fue que el gobierno simplemente no estaba preparado y que el plan implementado en ese momento se basaba en falsedades.

Sobre la inmunidad colectiva, Cummings afirmó que el gobierno estaba trabajando con la suposición de que nada podría detener la propagación del virus y que las vacunas no serían “relevantes en 2020”. Indicó que el secretario de Salud del Reino Unido, Matt Hancock, estaba “completamente equivocado” cuando dijo el 15 de marzo de 2020 que la inmunidad colectiva no era parte del plan del gobierno, porque “la inmunidad colectiva se consideraba un hecho inevitable”.

Cummings también criticó la lentitud con la que Reino Unido cerró sus fronteras. Sostuvo que se hicieron argumentos de que cerrar las fronteras parecía racista y paralizaría la industria del turismo. Cummings cree que esto socavó todo el esfuerzo para superar la pandemia.

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