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Durante los miles de años de nuestro planeta, los diferentes cambios climáticos han favorecido la formación de minerales en la corteza y manto superior.

En el caso de los depósitos de cobre, el constante contacto con el agua puede provocar la destrucción de los materiales minerales. En este proceso puede favorecer al acarreamiento de iones ricos en cobre u otros elementos que posteriormente formarán nuevos minerales.

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La geóloga, investigadora postdoctoral de la Universidad de Chile e investigadora del Núcleo Milenio trazadores de metales, Irene del Real, indicó en Minería 360, que el clima que posee el norte de Chile no siempre fue seco. 

“Cuando se formaron estos pórfidos, estos depósitos de cobre, no era completamente seco, había algo de humedad, había agua para que pudiera darse este proceso de enriquecimiento“, agregó Del Real.

La característica favorable que tiene el norte del país es que al no poseer períodos prolongados de lluvias, los minerales no se erosionan y terminan desvaneciendo.

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Los porcentajes de humedad provocados por lluvia terminan evaporándose debido al árido clima característico del norte chileno, permitiendo una enriquecedora formación y preservación de los minerales.

“La gracia es que hace miles de años, cientos de miles de años, nuestro norte pasó a tener el clima más árido del mundo. ¿Eso qué hace?, permite congelar este proceso y en vez de seguir erosionando, quedó simplemente esta capa muy enriquecida sin que se vaya degradando con el tiempo”, manifestó la investigadora postdoctoral de la Universidad de Chile.

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