Una encuesta que Mastercard realizó entre miles de clientes en Latinoamérica fue tajante en cuanto a la sensación de las personas: 93%, 9 de cada 10, tiene una preocupación real por la información que tiene guardada en línea.
Para ser honesto, yo estoy dentro de ese enorme porcentaje que teme por sus datos, dinero y los registros familiares como fotos o videos que uno guarda en la web. Y me baso en números para estar asustado: en el mundo se robaron 10 mil millones de datos entre 2013 y 2017. De hecho, sólo el año pasado, el hurto de identidades y cuentas se elevó a 550 millones.
A estos números, que de por sí impresionan, le sumo algo que es un consenso casi sin discusión: los hackers van mucho más adelantados que todo el resto.
Como se aprecia en los detalles del instructivo de ciberseguridad que presentó el Gobierno, todas son medidas disuasivas para que los delincuentes en línea lo piensen dos veces antes de atacar. Pero nada asegura que gobiernos, bancos, retail y cualquier servicio que use Internet sea capaz de detenerlos. Por eso, repito, yo soy uno de los que teme por sus datos online.
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