Desafiante, Hermes Soto se negó a renunciar. El presidente Sebastián Piñera tuvo que pedirle la renuncia al general director de Carabineros. Y así lo dejó en claro el propio mandatario cuando habló en La Moneda y destacó que tuvo que iniciar los trámites del decreto de remoción.
No fue la única señal. Se van 10 generales, el gobierno dice que para facilitar la conformación de un nuevo alto mando.
Lo sucedido deja en evidencia la fractura interna al interior de la institución. Fractura que es aún más grave en medio de la crisis en que esta sumida.
Porque a estas alturas parece bastante evidente que, más allá de sus errores propios, se quiso perjudicar a Hermes Soto al revelar ayer las nuevas imágenes del operativo en que es asesinado Camilo Catrillanca.
El propio fiscal a cargo del caso dice que tiene que investigar la intencionalidad de la revelación. ¿Por qué recién ayer se dan a conocer los videos? ¿A quién dejaban peor parado, aparte de los participantes del operativo, sino al propio Soto, que quedaba una vez más como un líder a quien sus hombres le mienten?
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Hoy la oposición pide hacer efectivas responsabilidades cuando en los gobiernos de la Concertación y la Nueva Mayoría nunca se le pidió a una autoridad civil o policial de alto rango que dejara su cargo.
Y hay otras dudas. ¿Qué autoridades le van a pedir disculpas a la familia de Camilo Catrillanca por haber dicho que él tenía antecedentes judiciales, que no tenía, o por haber dicho que había participado de un enfrentamiento? ¿Quién pedirá disculpas por intentar ocultar la verdad del asesinato del comunero? ¿Quién le devuelve la tranquilidad a ese adolescente que estaba con Catrillanca?
Y la más importante: ¿Qué nombre es el adecuado para sacar a Carabineros de la crisis en la que está sumida la policía uniformada?
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