Por Daniel Matamala
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Publicado por CNN

Una vez más, nos mintieron. Nos mintieron cuando dijeron que no sabían de dónde había salido la bala que mató a Camilo Catrillanca. Nos mintieron cuando presentaron a la víctima como un criminal con prontuario. Nos mintieron cuando dijeron que la patrulla policial respondió a un ataque. Nos mintieron cuando dijeron que el joven mapuche murió en un enfrentamiento. Nos mintieron cuando dijeron que no había cámaras captando los hechos. Nos mintieron cuando dijeron que sí había una sola, pero que sus imágenes habían sido destruidas. Nos mintieron, una y otra y otra y otra vez.

Ya sabemos la verdad. Camilo Catrillanca, un joven que circulaba desarmado en un tractor, fue acribillado de al menos 12 tiros por una patrulla del Gope, sin mediar provocación ni enfrentamiento alguno. Simplemente, lo asesinaron.

Y hoy no sólo sabemos la verdad, podemos ver la verdad. Sabemos y vemos cómo aquellos a quienes confiamos el uso legítimo de la fuerza usaron la autoridad y el armamento que nosotros les entregamos para asesinar a un civil desarmado.

Lo que aún no sabemos es qué pasó cuando las cámaras se apagaron y comenzó el encubrimiento de este crimen. Qué tan alto llegó la decisión de ocultar evidencia. Quiénes y cuándo orquestaron estas mentiras o supieron de ellas.

Ese encubrimiento es un delito y está en manos de la justicia. Lo que a estas alturas es innegable es la responsabilidad de mando y política de quienes difundieron y avalaron estas mentiras. Esa responsabilidad es la que todos los involucrados deben ahora sopesar, ante el impacto de la verdad.

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