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Tras el anuncio del acuerdo logrado entre Chile y China para la prueba de la vacuna contra el COVID-19 en territorio nacional, varias personas salieron a criticar en redes sociales que los chilenos serán usados como “conejillos de indias”.

El ministro de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación, Andrés Couve, descartó dicha preocupación y aseguró que, al haber pasado la fase de seguridad, la vacuna no reportaría efectos secundarios que puedan ser peligrosos para la salud de las personas. 

“El Instituto de Salud Pública (ISP) regula todos los protocolos de ética, las certificaciones de seguridad, por lo tanto esto se hace bajo los más estrictos criterios de seguridad”, explicó. 

Además, señaló que la estrategia de las autoridades es utilizar las ventajas de la comunidad científica nacional, que en el pasado ya ha hecho ensayos clínicos, por ejemplo, para las vacunas del rotavirus y la influenza. 

“La idea de esta estrategia es poder participar de los ensayos y que de esa manera podamos negociar con esos desarrolladores el suministro oportuno a nuestra población”, indicó el secretario de Estado. 

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Por otro lado, recordó que este es sólo uno de “los desarrollos promisorios que estamos evaluando”. Paralelamente, el Gobierno está en conversaciones con Estados Unidos, Reino Unido y Francia. 

Finalmente, adelantó que una vez que una vacuna sea aprobada, no necesariamente será distribuida a toda la población por igual, sino que “puede comenzar por aquella población que está en una situación de mayor riesgo”. 

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