Por Daniel Matamala
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El gobierno se jugó la suerte de dos importantes proyectos hoy. Dos proyectos que representan las dos almas que conviven dentro de La Moneda.

La Reforma Previsional representa la tesis Larraín. El ministro de Hacienda ha buscado consensos en torno a largas discusiones políticas y técnicas, tanto en este tema como el tributario.

Esta imagen es la mejor ilustración: la reunión en La Moneda con ex ministros del Cieplan, el centro de estudios de la DC. Fue como volver a los 90s: expertos de similar origen y currículum -todos hombres, por supuesto- buscando puntos en común. Esa democracia de los consensos -con harto consenso y poca democracia- de la que el propio Piñera fue protagonista como senador en los ’90.

“Legislar es dialogar, legislar es ponerse de acuerdo, es llegar a acuerdos en beneficio de Chile”, dijo Larraín.

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Admisión Justa, en cambio, representa la tesis Cubillos. Apelar directamente al público, presentando un caso emocional, aunque este contradiga la evidencia. Los expertos aquí no importan; lo que vale es el sentido común. Como dijo la ministra Marcela Cubillos:

Un modelo que se usó también en el caso del control de identidad a menores, cuando la ministra Cecilia Pérez dijo que “muchas veces los argumentos académicos no logran ver la realidad y eso significa que no logran sintonizar con lo que están sufriendo las familias chilenas”.

En la tesis Larraín se busca construir consensos para sacar adelante reformas. En la tesis Cubillos, todo lo contrario: polarizar posiciones para sacar ventajas políticas de corto plazo. ¿Puede un gobierno actuar así, ofreciendo al mismo tiempo zanahorias y garrotes?

Hoy, ambos proyectos, tanto la Reforma Previsional como Admisión Justa fueron rechazados en las comisiones del Congreso. Un lunes negro que debería ser una luz de alerta para un gobierno que en materia legislativa se está quedando sin pan ni pedazo. 

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