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No da para más. La regulación de la contratación de familiares en el Estado era urgente. Como no había consenso de los límites de la conducta de autoridades y en lo que lo había, se dependía de la virtud funcionaria, había que legislar.

Hoy el Presidente Sebastián Piñera, que enfrentó justificadas críticas cuando quiso designar a su hermano como embajador, firmó un proyecto de probidad. Es un avance destacable, que acoge la recomendación de la comisión Engel para reducir la puerta giratoria: que por 1 año las altas autoridades de gobierno no puedan trabajar en áreas sobre las que incidían.

Mismo tiempo y deber de abstención para hacer lobby se impone a los parlamentarios. A quienes además se les prohíbe trabajar en otra cosa que no sea legislar, salvo la academia. Y se les impone por ley el deber de gastar en lo que deben las asignaciones.

También hay puntos que quedan al debe. Por ejemplo, que el Presidente, ministros y otras autoridades puedan contratar a parientes, sólo con el requisito de una consulta no vinculante, al Servicio Civil. Parece insuficiente para asegurar que los méritos se impongan sobre el parentesco.

Siendo un avance, tiene temas mejorables y sobre todo necesita ir de la mano con mayores grados de transparencia. Esta propuesta deberán analizarla, los mismos senadores (porque los diputados sí lo han hecho público) que no han querido dar a conocer los informes que les hacen sus asesores. Y sin un cambio de cultura, no hay norma que sea suficiente.

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