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Es el mejor Censo de la historia”.

Esta es la frase que se recuerda hasta hoy y que emitió el ex director del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), Francisco Labbé, cuando daba a conocer los detalles del Censo 2012.

A 10 años del último Censo, desde el gobierno de Piñera anunciaban con bombos y platillos las novedades que tendría la medición. La principal era que no se iba a realizar un solo día -que se declaraba feriado-, sino que se haría durante dos meses a partir del 9 de abril del 2012. Sin embargo, el proceso terminó extendiéndose por un mes más y concluyó el 15 de julio de ese año.  

Pasaron los meses, y a días de que se cumpliera un año del inicio de la medición, dieron a conocer los resultados: la población chilena supuestamente era de 16.634.603.

No obstante, la crisis estalló tres semanas después, cuando una investigación de Ciper denunció que Labbé habría manipulado las cifras del Censo. En el texto se precisaba que 15.800.000 fue la población efectivamente censada, mientras que los 16.600.000 fue la población estimada, la que sumaba a los efectivamente censados y moradores ausentes.

Uno de los jefes técnicos del INE, en ese entonces indicó que “como el director quería llegar a un 2% de omisión, y no fue así, hizo calzar los datos. Así de simple”.

Precisamente, a un día de la publicación del reportaje, Labbé presentó la renuncia a su cargo en medio de cuestionamientos a su gestión.

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Sigue destapándose el fracaso del proceso

Debido a la crisis el gobierno encargó estudios al respecto. En agosto de 2013, una comisión de expertos, ordenada por el propio INE, ratificó errores en el proceso y recomendó rehacerlo en 2015. Además, sostuvieron que la medición no podía ser herramienta para la elaboración de políticas públicas y cuestionaron la perdida de los $30 mil millones que se invirtieron.

Pese a ello, el gobierno pidió una evaluación de expertos extranjeros, quienes aconsejaron no repetir el proceso.

Ya en septiembre de 2014, el segundo gobierno de Bachelet, revelaron los resultados de un informe liderado por el INE con asesoría del Centro Latinoamericano y Caribeño de Demografía (Celade) dependiente de la Cepal de Naciones Unidas. En sus conclusiones, señalaban que los datos generados no cumplían con los estándares para que el operativo haya sido denominado un Censo. Además, manifestaron que la proyección de población ascendía 17.382.005.

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Tras el destape de errores del bullado proceso, Piñera pidió “humildemente perdón a todos los chilenos por todos esos errores” y reconoció que “efectivamente se cometieron errores en la planificación y ejecución” del Censo 2012.

Finalmente, Ximena Clark, quien en 2014 era la directora del INE, anunció que se realizaría un Censo abreviado, el cual se llevó a cabo el 19 de abril de 2017, tres años después del inicio de la fallida medición.

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