Por Alison Vivanco
Publicado por CNN

Comenzaba la década de los ’80 cuando el periodista e ilustrador José Gai se desenvolvía como editor nocturno de Las Ultimas Noticias, al mismo tiempo que en la ciudad de Viña del Mar una siniestra seguidilla de crímenes comenzaba a gestarse. Diez asesinatos y cuatro violaciones se registraron entre el 5 de agosto de 1980 y el 1 de noviembre de 1981.

En ese tiempo, probablemente Gai, al igual que sus otros colegas, no le había tomado el paso a la noticia que apenas comenzaba a cubrir. El rol del del periodista sería crucial, no lo sabía, pero su talento estaba representando los ojos de un país ausente en uno de los hitos criminales más grandes del siglo XX en Chile.

El inicio de la trama fue reporteado y publicado por “La Estrella de Valparaíso”, diario que hasta hoy existe en la ciudad puerto. Los comunicadores de ese medio escribieron el cinematográfico caso de un automóvil Austin Mini que quedó colgando en cerro Esperanza. El auto estaba a centímetros de pasar cuesta abajo hasta avenida España.

La historia de los psicópatas de Viña del Mar

La noticia no fue más que una anécdota hasta que lograron dar con el dueño del vehículo, lo que pasó dos días después cerca del Jardín Botánico de Viña del Mar. Se trataba de Enrique Gajardo, un electricista y profesor de la escuela D-329. Estaba muerto, lo habían matado. Nadie sabía cómo, nadie sabía quién, sólo estaba claro el cuándo: 5 de agosto de 1980. 

El enigma policial pasó al recuerdo. Sin embargo, la ciudad jardín viviría otra escena de terror tres meses y seis días después. El 12 de noviembre de 1980.

El ginecólogo Alfredo Sánchez se encontraba junto a su pareja, la enfermera del Hospital Gustavo Fricke, Luisa Bohle. Estaban en el auto de Alfredo cuando dos sujetos irrumpieron su tranquilidad, sacando al doctor él del auto y matándolo a punta de disparos. La mujer, en tanto, fue violada. 

¿Qué tenían en común ambos casos? Una pistola calibre 38, una solitaria escena del crimen y la falta de evidencia concreta que contribuyera a dar con él o los autores de tanta violencia.

A los anteriores se sumó el caso de Fernando Lagunas y Delia González, otra pareja que fue atacada el 28 de febrero de 1981; ambos fueron asesinados. Seguido fue el desafortunado turno de Luis Morales, el 25 de mayo del mismo año, también muerto. A la sangrienta serie se sumó Jorge Inostroza y su pareja Margarita Santibáñez, les tocó un día después que a Morales; a él lo mataron y a ella la abusaron sexualmente. Al dúo se sumó Raúl Aedo, el 28 de julio de 1981, también asesinado en el Jardín Botánico -como el primer caso-. El mismo día, Óscar Noguera y Ana María Riveros, fueron los penúltimos; Noguera fue asesinado y Riveros, violada.

Tres meses pasaron del caso de la última pareja, hasta que el 1 de noviembre de 1981 llegó la desgracia a las vidas de Jaime Ventura y Roxana Venegas; sólo tenían 19 y 22 años, respectivamente. Ambos se encontraban bajo el puente Capuchinos cuando fueron interceptados. Primero mataron al hombre, luego la mujer fue violada y asesinada. La única diferencia con los anteriores delitos, fue que en esta ocasión sólo un hombre los atacó.

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Al mismo ritmo que los casos aparecían, el OS7 de Carabineros y la Policía de Investigaciones iniciaron indagaciones paralelas para dar con el o los criminales. El principal hilo conductor de la proeza fueron los relatos de las mujeres sobrevivientes. Además de ello, ambas policías recibieron innumerables testimonios de vecinos que decían saber información crucial.

En Carabineros, las llamadas de los testigos fueron recibidas por el cabo primero de la Primera Comisaría de Viña del Mar, Juan Quijada. Las aseveraciones telefónicas apuntaban a que dos hombres andaban espiando parejas por la ciudad.

Las descripciones físicas llevaron a las policías a dar con Carlos Alberto Topp collins y Jorge José Sagredo Pizarro, dos funcionarios de Carabineros responsabilizados de todos los crímenes mencionados. 

Era difícil creer que dos personas que debían servir al orden público, más en dictadura militar, fueran los culpables de hechos tan horribles como asaltos, asesinatos y violaciones. Sin embargo, tras algunos días de reclusión fue Sagredo quien confesó como principal responsable de los crímenes. Apuntó detalles claves, como que durante el doble asesinato del puente Capuchino actuó solo.

Topp, por su parte, fue culpado de tres violaciones y participación en distintos distintos asesinatos.  Ambos carabineros fueron condenados a muerte.

La escena hecha a mano

El fusilamiento de los ex carabineros, Jorge Sagredo y Carlos Topp, se programó para la madrugada del 29 de enero de 1985.

La prensa estaba expectante, pero a la escena no se permitía el ingreso de cámaras, por lo que los periodistas tenían el deber de narrar todos los detalles del minuto a minuto. Uno de ellos era José Gai, en ese tiempo, editor nocturno de “Las Últimas Noticias”. 

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En entrevista con LUN, Enrique Ramírez Capello, colega de Pepe Gai, recordó que la misión del comunicador estaba centrada en dibujar, pero tuvo que “reportear, dibujar y escribir la crónica porque su compañero periodista se emborrachó y no lo dejaron entrar”.   

Gai declaró en 2013, al mismo medio, que esa helada mañana “los fusileros entraron con uniforme y zapatillas. El piso estaba cubierto con lonas y frazadas para que Sagredo y Topp Collins no supieran el momento exacto del fusilamiento”.

“A los dos hombres les colocaron un disco naranja en la zona del corazón para que allí apuntaran los tiradores”, detalló.

El relato del periodista, escritor, ilustrador y hasta humorista gráfico, llamado por sus amigos “Pepe” Gai, sumado a la portada del diario, es una muestra única capaz de ayudar a los lectores -hasta el día de hoy- a imaginar cómo se desarrolló la tétrica escena. 

El caso se conoció públicamente como “Los psicópatas de Viña del Mar”, ambos sujetos representan la última pena de muerte ejecutada en Chile.

Gai es oriundo de La Serena, ciudad de la que siempre se sintió orgulloso. Se tituló de la Universidad de Chile, obtuvo el Premio José Nuez Martín de la Universidad Católica a la mejor novela editada en el país durante el periodo 2005-2006. Lo logró gracias a su obra “Las manos al fuego”. 

El hombre de manos entintadas por las letras y el arte, fácilmente reconocible por su manía de dibujar hasta en las servilletas y su estatura de 1,81 metros, tuvo entre sus obras más exitosas la novela “Capitán Garra”, con dos tomos; además es autor de “Los Lambton”, también premiada en 2010 por el Consejo Nacional del Libro; “El Caso P”; “El Veinte”; “Yo, Él”, “Piñ… era mucho, poquito, nada”; “Ojo en tinta”, entre otros.

Los dibujos de Pepe Gai han sido expuestos en más de diez galerías diferentes, es la cabeza pensante tras “Ñoñobáñez” una popular viñeta. Si de periodismo se trata, trabajó en “Puro Chile” y “El popular”, pero su hogar fue Las Últimas Noticias, lugar donde estuvo entre 1980 y 2001, sacando más de alguna caricatura relacionada con sus compañeros de trabajo.

José Gai Hernández murió este sábado 15 de junio, a los 71 años. La causa fue un cáncer a la médula. Nunca le quitaron el lápiz y el papel, ni en el último minuto.

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