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El 18 de octubre vuelva la familia De la Mora para recuperar su querida florería, ahora en manos de la Chiquis.

Grabada entre Madrid y Cuidad de México, la serie dirigida por Manolo Caro le dio un refresco y modernidad al arraigado género del melodrama latino con temáticas actuales. La casa de de las flores habla de familias disfuncionales, de vidas paralelas y también de amor, pero en todas sus expresiones, incluía la diversidad sexual.

En conversación con CNN Chile desde México, la actriz Cecilia Suárez (Paulina de la Mora) sostiene que “parte del éxito de la serie tiene que ver con que Manolo toma un poco el melodrama tradicional con el que hemos crecido todos los latinoamericanos, pero lo lleva al lugar donde tenía que haber ido hace muchos años atrás“.

“No es controversial. Son personajes muy normales, resulta que así nacieron y al tenerlo de esa forma se vuelve bastante cotidiano“, agrega Dario Yazbek (Julián de la Mora).

Suárez, musa de gran parte de las películas del director, trae de vuelta a Paulina de la Mora y su hablar pausado, el que cuenta que surgió como una casualidad durante las grabaciones y se transformó en un fetiche. Fue tal el enganche, que imitarla se transformó en un desafío en redes sociales. Netflix decidió proteger este sello del personaje y por contrato determinó que la actriz no puede reproducirlo fuera de la pantalla.

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Tiene que ver con el estrato socioeconómico al que esta familia pertenece y eso es algo que suele darse al menos en México”, explica.

En la primera temporada, Verónica Castro, la cantante, actriz y diva de la televisión mexicana, ahora en el papel de Virginia de la Mora, ironizaba y exacerba los clásicos clichés del género que la tuvo durante años como una de sus máximas y más queridas exponentes. Entonces, ¿por qué no está en esta segunda temporada?

“Yo lo había platicado con Verónica y sabíamos que el compromiso era por una temporada. Obviamente cuando viene el éxito de la serie, que fue muy abrumador, nos sentamos y quisimos compaginar. Queríamos que funcionara, pero la serie ya caminaba con el personaje despidiéndose. Ahora habrá que descubrir por qué se despide“, dice Manolo Caro.

Manteniendo el formato de capítulos cortos, sin Verónica Castro, pero con nuevos personajes, esta comedia negra y ácida se transformó en una vitrina para derribar los clásicos estereotipos gringos de la cultura mexicana.

La Casa de las flores ya tiene asegurada su tercera temporada, una confirmación de que su director no se equivocó al apostar por una propuesta muy distinta a lo que inicialmente le había pedido Netflix: una serie juvenil, de esas que a ratos sobran y repiten fórmulas, versus el que hoy La Casa de las Flores esté asociado a la reinvención del género.

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