Columna de Mario Saavedra: Iquique, una ola perfecta y la pregunta tecnológica que nadie quiere hacerse

Por Mario Saavedra

18.12.2025 / 14:34

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Hoy hablamos de inteligencia artificial como si fuera un juguete caro para hacer imágenes, escribir textos o responder correos. Pero la IA bien usada es una palanca brutal para la inclusión, especialmente cuando hablamos de niños con discapacidad.


Uno vuelve de algunos viajes con fotos. De otros, con souvenirs. Y de Iquique yo volví con una convicción incómoda: tenemos la tecnología para hacer mucho más por la inclusión, pero seguimos usándola como si el problema fuera solo de buena voluntad.

En la playa inclusiva de Iquique vi algo que no aparece en los informes de innovación ni en los lanzamientos con luces LED. Vi niños con discapacidad disfrutando el mar de verdad. Sin metáforas. Sin maquillaje. Vida pura. Y vi una escena que me dejó con un nudo en la garganta y la cabeza funcionando a mil por hora: Camila corriendo una ola junto a Mike Stewart.

Sí, el nueve veces campeón mundial. La leyenda. El ícono. Pero ahí no había ego ni medallas. Había una niña, una tabla, el mar y un ser humano empujando con cuidado y respeto.

Como papá, fue imposible no emocionarme. Como MacGenio, fue imposible no pensar en tecnología. Porque mientras miraba esa escena pensé algo muy simple: esto debería ser normal. Y si no lo es, no es por falta de herramientas.

Hoy hablamos de inteligencia artificial como si fuera un juguete caro para hacer imágenes, escribir textos o responder correos. Está bien, entretiene. Pero la IA bien usada es una palanca brutal para la inclusión, especialmente cuando hablamos de niños con discapacidad.

Tecnología que analiza patrones de movimiento para diseñar terapias personalizadas, sensores que permiten corregir posturas sin exigir supervisión permanente, plataformas que convierten la rehabilitación en juego y no en castigo, dispositivos que aprenden del niño y no obligan al niño a adaptarse a la máquina. Eso no es ciencia ficción. Eso existe. Lo que no existe es una estrategia país que lo ponga donde realmente importa.

Y acá voy a decir algo que puede incomodar a más de alguno: instituciones como la Teletón podrían convertirse en el mayor laboratorio de innovación social de Latinoamérica si integraran tecnología e inteligencia artificial como eje estratégico y no solo como apoyo.

Imaginen lo que significaría usar datos bien tratados, éticos y protegidos para mejorar terapias en tiempo real. Que el avance de un niño en Iquique ayude a optimizar el tratamiento de otro en Puerto Montt. Que la experiencia no se pierda, sino que se multiplique.

La empatía no se programa. Pero la tecnología sí puede amplificarla. Y ojo, que esto no va solo de grandes instituciones o del Estado central mirando Santiago. En Iquique vi algo que me devolvió la fe. Vi empresas B como GohyX, liderada por Boris Villalobos, un emprendedor de la zona que entendió algo clave: la tecnología sin cultura ni humanidad es solo fierro caro.

Boris no llegó a posar ni a repartir tarjetas. Llegó a aportar. A hablar de energías limpias, de futuro, de sostenibilidad con sentido. A demostrar que se puede innovar, emprender y al mismo tiempo preocuparse genuinamente por las personas. Tecnología al servicio de lo humano, no al revés.

Lo mismo sentí con Myriam Wallace, gerente del hotel Ibis Iquique. Desde su sensibilidad de madre, abrió las puertas del hotel, puso la infraestructura, facilitó todo para que yo pudiera trabajar con tranquilidad y dignidad. No porque fuera obligación, sino porque entendió la causa. Eso también es tecnología bien entendida: usar los recursos disponibles para mejorar la experiencia humana.

Y no puedo dejar fuera al concejal Washington Maldonado. En él noté algo que escasea peligrosamente: foco total en las personas y en su comunidad. No en el titular. No en la foto. En el impacto real. En el largo plazo.

A esa mirada se suma también el compromiso del alcalde de Iquique Mauricio Soria y del gerente de CORMUDEPI, Silvio Cruzat, cuya respuesta fue rápida, concreta y sin vueltas. En un país donde muchas veces las buenas ideas mueren en la fila del trámite, aquí pasó lo contrario: se facilitó, se destrabó y se empujó, incluso cuando el contexto no era el más fácil. No desde la comodidad del escritorio, sino entendiendo que el rol de la autoridad y de las corporaciones municipales hoy no es solo administrar, sino habilitar. Habilitar espacios, tiempos, infraestructura y voluntades para que iniciativas como esta ocurran.

Porque cuando el Estado local actúa como plataforma y no como obstáculo, la tecnología, la cultura y lo humano dejan de competir y empiezan a trabajar juntas.

Y cuando ves alineados a deportistas, emprendedores, empresas, hoteleros y autoridades desde lo humano, te das cuenta de que el problema nunca fue la falta de tecnología. Fue la falta de visión. Por eso lo repito siempre, aunque suene majadero.

La cultura digital y la tecnología deben ser política pública. No piloto. No experimento. No parche. Política pública sostenida, con ética, con foco social y con visión de futuro.

Chile tiene talento, universidades, startups, profesionales brillantes y experiencias como la Teletón. Lo que falta es conectar todo eso con decisión y coraje.
Después de ver a Camila correr esa ola, después de sentir esa mezcla de felicidad y rabia por todo lo que aún falta, uno no puede volver a la rutina y hacerse el desentendido.

Así que lo digo fuerte y claro: No voy a descansar hasta que la tecnología y la cultura digital sean parte central de nuestra política pública. Y además, me declaro voluntario absoluto de esta iniciativa maravillosa que ojalá recorra todo Chile.

Porque cuando la tecnología se pone al servicio de lo humano, no solo optimiza procesos. Cambia destinos.

Y esa, aunque no salga en el próximo keynote de Apple, es la innovación que realmente importa.

Mira acá el video de la actividad:


Mario Saavedra, conocido como @MacGenio, es especialista en temas de tecnología y cultura digital.