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En esta emisión de Nuevo Pacto, quisimos hacer un ejercicio distinto de los otros capítulos pues queremos tener un poco de perspectiva y para eso invitamos al francés Pierre Leroux, maestro soko exponente del budismo zen.

Es la quinta vez que visita Chile, practica y dirige grupos intensivos de budismo zen en América Latina y Europa. Además, cada domingo en la mañana, desde el estallido social, ha hecho meditaciones en la Plaza de la Aviación a la que concurren muchísimas personas.

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El enojo, la tristeza y la violencia son sentimientos que el maestro soko ha podido notar en los chilenos desde antes del estallido social. “Yo no miento, soy maestro zen, no puedo mentir. Yo antes de venir notaba depresión, notaba gente triste. Lo digo de corazón, sin juzgar, en mi impresión notaba gente sumisa en frente a la repetición de situaciones. Eso me impactó mucho”, dijo.

Aseguró que le sorprendió mucho la resignación que había antes del estallido social. “Toda la gente manifestaba dentro un sufrimiento que yo identifiqué como algo individual, pero que estaba esparcido por toda la gente”.

El maestro zen recordó que todos los conflictos tienen como factor común el descontento del ser humano frente a su posición en su vida. “Entonces, es independiente de las condiciones de vida de cada país. La realidad del Congo no tiene relación con la de Chile, pero están descontentos igual. El ser humano está descontento con su vida porque perdió la conexión con lo esencial”.

Considera que es bueno desde el punto de vista espiritual que haya un cambio, pero desde lo individual y luego lo colectivo. “Yo pienso que la condición normal del ser humano es el despertar, despertarse de su ignorancia, despertarse de su egoísmo, despertarse de sus fobias, de sus miedos, de sus juicios”.

El papel de las sociedades en la situación mundial de descontento fue explicado por el maestro soko con esa tendencia a juzgar y banalizar la vida. “Estamos en una sociedad que nos empuja a juzgar, sin parar nos juzgamos a nosotros mismos. En su lugar, deberíamos decir: lo único que existe es el aquí y el ahora“.

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Sobre los valores que promueve el budismo, resaltó que esta forma de vida despierta la conciencia. “Lo magnífico del zen es que toca y habla al ser humano como individuo. Es decir, no hace falta creer en algo especial, el zen es una ética de vida. Obviamente promueve la no violencia, y ahí aprovecho de decir basta con la violencia. El ser humano debe mostrar hoy una actitud que erradique la violencia”.

Tener conciencia de nuestras acciones y hacer el bien como práctica, como energía que hay que mover y hacerlo por el beneficio de todos, sin egos, es una forma de estar en armonía, explicó Leroux. “El único momento que realmente existe es ahora. No es hace diez minutos o hace dos años, eso ya pasó, y no es dentro de cinco minutos o mañana. El momento donde yo estoy vivo es ahora y aquí. Es ahí donde debo situarme, es desde la conciencia del aquí y el ahora que puedo dar un sentido a mi vida”.

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