Figura clave en las relaciones Santiago-Beijing: La historia de Luis Schmidt, embajador de Chile en China durante casi una década

Por CNN Chile

09.06.2025 / 14:33

En CNN Íntimo, el ingeniero civil de profesión hizo un recorrido por su vida, incluido el tiempo que fue embajador durante los dos gobiernos de Sebastián Piñera.


En un mundo cada vez más marcado por los equilibrios geopolíticos y la diplomacia económica, la figura de Luis Schmidt destaca como una de las piezas clave en la relación entre Chile y China durante las últimas décadas.

Exembajador en dos períodos distintos —entre 2010/2014 y 2019/2022—, no solo fue testigo privilegiado del ascenso chino como potencia, sino también un activo promotor del acercamiento entre Santiago y Beijing.


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Su gestión como diplomático coincidió con momentos críticos, tales como el auge del comercio bilateral, la pandemia del COVID-19 y las tensiones internacionales debido a la dependencia global hacia el gigante asiático.

En realidad nunca pensé llegar a China, pero afortunadamente tuve la oportunidad de llegar en el año 1991 allá y descubrí que era una gran nación, con una gran población y con mucho interés en surgir y volver al desarrollo que tuvieron muchos años atrás”, cuenta a CNN Íntimo.

Afirma que no pretende jubilar “mientras tenga salud”. “Voy a China una o dos veces al año. Sigo visitando nuestra embajada allá, la granja agrícola que tenemos allá, pero también en lo personal tengo negocios y trabajo en una empresa que exportamos cerezas a China”, agrega.

Los caminos de la vida

Antes de llegar a la embajada, estuvo en diversos cargos relacionados con la agricultura; Presidente y Vicepresidente de la Sociedad Nacional de Agricultura (2005-2009) y presidente de la Federación Nacional de Productores de Fruta (Fedefruta) (1997-2006), entre otros cargos.

—¿Qué hizo que una persona con una educación y formación absolutamente distinta y tradicional haya tenido esta carrera?
—Yo soy ingeniero civil, mis profesores eran ingenieros, mis amigos eran ingenieros. Trabajé más de 20 años en empresas donde aplicaba mis labores como ingeniero, pero la vida te lleva por caminos distintos y uno tiene que aceptar esos caminos. Siempre me ha gustado la agricultura, porque mi abuelo, por parte materna, era agricultor.

—¿Fedefruta entonces fue la que lo llevó a China o usted buscó China?
—Yo abrí el mercado de los cítricos en Japón como un negocio, y abrí ese mercado que funciona hasta hoy para los cítricos en Japón y fui un día a visitar China. Mis dos negocios se quebraron de manera inmediata el 91, pero insistí, porque vi que China era un gran país con una gran población y si yo podía hacer cualquier negocio ahí me iba a ir muy bien.

Schmidt cuenta que cuando iba al país asiático durante esos años, se demoraba cerca de “65 horas por la cantidad de escalas de los vuelos. Entonces era imposible que nosotros pudiéramos llegar con fruta. (…) Tres o cuatro años después del primer viaje, ya logré hacer un negocio en China que me fue muy mal, perdí mucha plata”.

Detalla que ello fue porque la fruta “se demoraba casi dos meses en llegar y lo hacía en regulares condiciones”. “Pero, a pesar de haberme ido mal, dije ‘si no puedes con el enemigo, únete al gobierno chino’ y les ofrecí a hacer una granja de productos agrícolas ahí. El gobierno chino me preguntó ‘¿pero quién es usted?’ Yo soy Lucho Schmidt”.

—¿Y qué pasó entonces?
—Me dicen que ‘no, nada con usted, con su gobierno’. Cuando volví a Chile, hablando con el ministro de la época en el tiempo del presidente Frei, él me dijo que estaba loco, que entre Chile y China no había nada, solamente cobre y todavía no llegábamos ni a US$ 50 millones, (…) pero acudí al presidente Frei y el me escuchó seriamente y me dijo que me ayudaría.

—¿Y qué es lo que le dieron?
—Una cantidad de recursos bastante reducida, pero por lo menos me dieron la representatividad para el gobierno chino. Entre medio me habían nombrado presidente Fedefruta, así que volví a China diciendo ‘yo soy presidente Fedefruta’, y me preguntaron si era estatal y como no era me dijeron que nada con Fedefruta. Pero finalmente la granja en el año 99 la logramos constituir en China y hoy día ya va a cumplir casi 30 años.

—¿Cómo llegó usted ahí, donde además había poco occidental?
—Era casi imposible comunicarse. Me paseaba por las calles de Beijing o Shanghái y prácticamente no me dejaban caminar porque todo el mundo se quería sacar una foto porque no veían occidentales. Todo era muy complejo, difícil y lo único que sabía era inglés, no tenía ni idea de chino, pero ahí empecé a aprender las primeras frases y tampoco me entendían mucho.

—Usted luego se convierte en embajador. ¿Cómo fue irse de embajador en un país donde usted no hablaba el idioma?
—Fue muy sorpresivo. Había terminado seis meses antes mi presidencia en la SNA (…) y el ministro Alfredo Moreno ofreció mi nombre. El presidente me dijo ‘China es nuestro socio comercial número 10 y usted tiene que transformarlo en el primero’. Yo reclamé y le dije ‘mejor búsquese otro, porque esa no es labor de un embajador, eso depende de los gobiernos, es muy difícil que un embajador pueda realizar eso’, pero tuve mucha suerte, ya que mitad de mi primer mandato como embajador, China fue nuestro primer socio comercial.

—¿Y eso por qué se logró?
—Porque China ha tenido un desarrollo, a partir de la década del 90, espectacular. Hay cifras que son impactantes, no solamente la cantidad de personas, sino que en la producción, desde el año 2000 hasta ahora, (…) o sea, el desarrollo ha sido increíble.

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