La exministra de la Corte Suprema se refirió a la prisión preventiva de su marido en el marco del Caso Muñeca Bielorrusa, señalando que, si bien confía en la relación de más de 14 años que los une, reconoció que él deberá explicar sus actos ante la justicia y que existe la posibilidad de que haya realizado negocios de los que ella no tenía conocimiento.
En el marco de la investigación conocida como Caso Muñeca Bielorrusa, la exministra de la Corte Suprema Ángela Vivanco abordó públicamente su situación judicial este domingo, luego de ejercer su derecho a voto en la segunda vuelta presidencial. En sus declaraciones, la removida magistrada reiteró su inocencia, descartó haber recibido beneficios indebidos y cuestionó el proceso que derivó en su salida del máximo tribunal.
Vivanco se refirió al rol del Ministerio Público en la causa, subrayando que el organismo actúa como querellante y que, por lo tanto, las decisiones adoptadas responden a la opinión del fiscal nacional.
En ese contexto, expresó confianza en que los argumentos presentados por su defensa sean acogidos, primero en la Corte de Apelaciones y, de ser necesario, en la Corte Suprema. “Todavía falta bastante en este proceso”, señaló, evitando anticipar escenarios posteriores como eventuales medidas cautelares.
Respecto del fondo de las acusaciones, la exministra insistió en que nunca recibió prebendas de ningún tipo, ni antes, ni durante, ni después de su ejercicio como integrante de la Corte Suprema. A ello sumó un argumento central de su defensa: las decisiones relativas a la implementación y pago de los montos asociados a la causa Belasmo-Bitec-SPA —incluidos los cuestionados 17 mil millones de pesos—, habrían sido adoptadas por la Corte de Apelaciones de Copiapó en la etapa de cumplimiento, y no por el máximo tribunal.
Consultada por la situación judicial de su esposo Gonzalo Migueles en Capitán Yáber, Vivanco confirmó que no ha podido visitarlo ni comunicarse directamente con él, debido a las condiciones de su prisión preventiva. Indicó que el contacto se mantiene únicamente a través de su abogado y reconoció que, si bien confía en la persona con la que compartió casi 14 años de vida, será él quien deba explicar sus actos ante la justicia. Asimismo, admitió la posibilidad de desconocer eventuales negocios realizados por su marido, dado que no participaba en su contabilidad ni en los detalles de su vida económica.
“Yo confío en una persona con la que he compartido casi 14 años de mi vida, pero exactamente qué es lo que aquí pasó es un tema que tiene que explicar él y sus abogados. Está el espacio de que él haya hecho algún negocio que yo desconozco, porque yo no llevaba la contabilidad ni tampoco los detalles de su vida económica“, comentó.
En relación con las acusaciones por presunto apuro indebido de causas, la exministra explicó que su contacto con relatores respondía a una tarea encomendada por su sala, orientada a enfrentar retrasos en la tramitación de procesos. Aseguró haber acompañado más de 70 cartas en su proceso de remoción que darían cuenta de esta práctica habitual y sostuvo que, en el caso específico investigado, existe una extensa declaración de la relatora que explica por qué la causa se resolvió con mayor rapidez.
Vivanco también abordó las críticas por no haberse inhabilitado en causas donde conocía a abogados intervinientes. Al respecto, defendió su actuación señalando que el Código Orgánico de Tribunales solo exige inhabilitación en casos de amistad estrecha con las partes, situación que, según afirmó, no se daba en su caso. Indicó además que, al momento de su salida del cargo, solo un ministro de la Corte Suprema tenía inhabilidades declaradas respecto de abogados, lo que reflejaría una práctica generalizada acorde a la normativa vigente.
Finalmente, la exministra se refirió a los dos cheques por un monto de 300 mil pesos cada uno, que forman parte de la investigación. Negó haberlos emitido a contrabandistas y explicó que se trataría de cheques entregados en blanco en el contexto de compras informales, posiblemente en una feria o reunión social, los que habrían sido posteriormente utilizados de forma indebida. “Me llamó la atención siete años después”, sostuvo, asegurando que al ser consultada por estos documentos solicitó verlos, ya que no recordaba su origen.