La alerta de tsunami generada por el terremoto de magnitud 8,8 en Rusia provocó una rápida respuesta en el país, con evacuaciones masivas en el litoral entre Arica y Los Lagos, y medidas preventivas en Aysén, Magallanes y la Antártica. Revisa aquí el balance.
Un terremoto de magnitud 8,8 registrado la noche del martes frente a las costas orientales de Rusia desató una alerta de tsunami en el Pacífico que alcanzó de inmediato a Chile.
La amenaza movilizó a las autoridades, que activaron evacuaciones preventivas a lo largo de gran parte del litoral del país.
Senapred, en conjunto con el SHOA, decretó estado de precaución para las regiones de Arica y Parinacota hasta Los Lagos, mientras que Aysén, Magallanes y la Antártica fueron puestas bajo monitoreo.
La orden de evacuar zonas ubicadas bajo los 30 metros sobre el nivel del mar fue acompañada por un despliegue nacional de emergencia para evitar riesgos ante la llegada de las primeras olas.
Las evacuaciones comenzaron de forma escalonada durante la madrugada, con énfasis en Isla de Pascua, donde se esperaba que el oleaje impactara a las 9:25 hora local.
Las primeras mediciones reportaron olas de hasta 20 centímetros, pero los expertos advirtieron que la magnitud real del fenómeno podría variar.
El director regional de Senapred en Valparaíso, Cristián Cardemil, explicó que los datos recogidos en la isla permitirían afinar los modelos predictivos para el resto del país.
En el continente, el Comité de Gestión del Riesgo (Cogrid) ordenó que la evacuación en las zonas de riesgo se realizara con tres horas de antelación al posible arribo del tren de olas.
Según estimaciones del Ministerio del Interior, hasta el mediodía se había movilizado cerca del 75% de la población expuesta, lo que representa aproximadamente un millón y medio de personas.
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Las consecuencias de la alerta no tardaron en reflejarse en la vida cotidiana. Las clases fueron suspendidas en todos los niveles educativos —desde jardines infantiles hasta enseñanza media— en las comunas costeras desde Arica a Los Lagos.
En Los Lagos, además, se extendió la medida a toda la región, incluyendo sus islas. En el caso de la educación superior, se entregaron recomendaciones, aunque la decisión final quedó en manos de cada institución.
En paralelo, las autoridades coordinaron el cierre de centros comerciales, la interrupción del transporte público en zonas críticas y la suspensión de operaciones portuarias.
En Valparaíso, por ejemplo, el Metro detuvo sus recorridos en estaciones cercanas al mar a partir del mediodía. En San Antonio y Ventanas se ordenó el zarpe anticipado de buques y el cese total de faenas.
La infraestructura penitenciaria también se vio afectada. Cinco cárceles —ubicadas en Iquique, Chañaral, Lebu, Arauco y San Antonio— fueron evacuadas bajo estrictas medidas de seguridad.
El ministro del Interior, Álvaro Elizalde, detalló que el proceso incluyó el traslado de reclusos según su perfil de riesgo y requería un tiempo de ejecución superior a las tres horas.
En el ámbito de la salud, hospitales y centros asistenciales ubicados en zonas de evacuación activaron protocolos especiales. Se otorgaron altas preventivas y se suspendieron cirugías electivas en varios recintos, tanto públicos como privados.
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En ciudades como Iquique, La Serena, Coquimbo, Puerto Montt, Valdivia y Concepción, las autoridades locales encabezaron operativos de evacuación masiva, acompañados por Carabineros, Bomberos y equipos de emergencia municipal.
En Puerto Montt, incluso se cerraron malls y oficinas situadas por debajo de la cota 30.
Desde Santiago, el Presidente Gabriel Boric suspendió su agenda pública para monitorear la emergencia desde La Moneda.
A través de redes sociales, pidió a la población seguir las instrucciones de las autoridades y permanecer en zonas seguras.
“La primera ola no siempre es la más fuerte”, advirtió el mandatario, subrayando que la alerta se mantendrá activa hasta nuevo aviso.
A medida que el tren de olas avanza hacia el sur del país, el monitoreo se mantiene constante.
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