“Por no ser la mamá de una ministra la mía murió”: Los crudos testimonios que complican a Ximena aguilera tras operación a su madre

Por CNN Chile

29.12.2025 / 15:47

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La situación, a pesar de las explicaciones dadas por el recinto hospitalario, es completamente poco común. Y así lo dan cuentas varios testimonios de pacientes cuyos familiares llegaron a recintos públicos, algunos en el mismo El Salvador, y no tuvieron el mismo trato que la madre de la ministra. 


Polémica ha generado la información revelada por La Tercera que dio cuenta de una operación “fast track” que vivió la madre de la actual ministra de Salud, Ximena Aguilera. 

En concreto, Lucía Sanhueza llegó el 23 de diciembre con una fractura al Hospital del Salvador, y poco más de 10 horas después ya estaba operada. Un hecho inusual para una situación de esa magnitud, ya que hay pacientes que esperan por semanas poder ser operados de patologías similares.

De hecho, lo más grave, es que en los registros hospitalarios quedó consignado que la rápida intervención de la madre de la ministra Aguilera pasó por una decisión administrativa, lo que se tradujo en alterar el orden de algunas cirugías programadas con antelación y que su madre entró a pabellón sin los papeles administrativos necesarios. 

La situación, a pesar de las explicaciones dadas por el recinto hospitalario, es completamente poco común. Y así lo dan cuentas varios testimonios de pacientes cuyos familiares llegaron a recintos públicos, algunos en el mismo El Salvador, y no tuvieron el mismo trato que la madre de la ministra.

“Era una mujer que tenía mucha vitalidad. Usaba bastón solo por miedo a caerse, no porque lo necesitara. Se levantaba a las siete de la mañana, se duchaba sola, se cocinaba, se lavaba y hasta se planchaba. Yo la iba a ver todos los días, pero ella hacía todo sola. Con esa vitalidad entró al hospital y la sacamos en un ataúd”.

El crudo testimonio es de Patricia Grez, hija de Ruth Ríos, mujer de 92 años que llevó al Hospital El Salvador. Producto de un accidente doméstico llegó al recinto médico, pero pese a tener el diagnóstico confirmado, no fue operada con la misma celeridad que tuvo la madre de Aguilera, según relataron a La Tercera.

El día de pabellón nunca llegó. Solo faltaba la aprobación del cardiólogo, pero su hija, contó que el especialista nunca las visitó. Cuatro días después, y producto de la lesión, Ruth tuvo una hemorragia. Falleció el 31 de octubre.

“De un día para otro darme cuenta de que, por no tener los contactos, por no ser la mamá de una ministra, la mía murió. Tengo rabia, tengo pena, tengo impotencia. Me dan ganas de decirle en la cara: usted tiene a su mamá viva, yo a la mía la tengo muerta”, relató Grez. 

Pero no ha sido la única. A través de diversas cartas a El Mercurio, varias personas relataron situaciones similares, en donde tampoco se les brindó la rapidez que sí tuvo la progenitora de la ministra.

Patricio Arenas contó que “luego de leer la noticia de la operación “Fast Track” de la mamá de la ministra de Salud, solo pude sentir indignación. En una situación similar, mi mamá, de 86 años, esperó en un pasillo del Hospital del Salvador 12 horas para pasar a una habitación y casi 30 días para que la operaran de la cadera. En ese período bajó mucho de peso, quedando con su salud muy deteriorada, y de ahí nunca más pudo levantar cabeza, falleciendo este 25 de octubre, solo 17 meses después de su alta”.

A él se sumó el relato de Antonella León: “Hace dos años aproximadamente llevé de urgencia a mi madre, una adulta mayor de 71 años, al Hospital del Salvador, tras una fractura grave de cadera y fémur. Mi madre pasó 32 horas en el servicio de urgencia, seis de ellas sin camilla, con dolor permanente”.

La mujer aseguró que “durante todo ese tiempo, la única atención que recibió fue paracetamol. A eso se sumó algo aún más brutal: se nos informó, con total normalidad, que una cirugía de ese tipo podía tardar varias semanas”.

“Esa fue la “atención” que recibió una persona mayor con una lesión grave y potencialmente mortal en un hospital público. Solo porque pudimos pagar una clínica privada, mi madre fue operada a tiempo. Lamentablemente, miles de familias no tienen esa opción y deben aceptar la espera, el dolor y el riesgo”, agregó.

“Por eso indigna ver la rapidez con que el sistema funciona cuando se trata de autoridades o personas influyentes, puesto que no hace más que constatar que en Chile somos todos iguales, pero algunos son más iguales que otros”, cerró.