El ministro del Interior (s), Luis Cordero, cuestionó el tono del dirigente deportivo y lo acusó de “actuar como un político”.
La tensión entre La Moneda y la Asociación Nacional de Fútbol Profesional (ANFP) escaló este fin de semana, luego de que el Presidente Gabriel Boric señalara en su última Cuenta Pública que “sacamos poco con que el Estado cumpla su parte de la pega si los clubes deportivos y su federación, en particular la ANFP, no asumen las obligaciones que le impone la ley”.
La declaración no cayó bien en Quilín. El presidente del fútbol chileno, Pablo Milad, calificó los dichos como “desafortunados” y aseguró que el mandatario no cuenta con información completa sobre el trabajo que realizan los clubes cada semana.
“Son más de 800 partidos al año. Si no cumpliéramos la ley, simplemente no habría autorizaciones para jugar”, recalcó, acusando una supuesta desinformación por parte del equipo asesor del Presidente.
Pero desde el Ejecutivo no tardaron en responder.
En conversación con La Tercera, el ministro del Interior (s), Luis Cordero, defendió el mensaje de Boric y cuestionó el tono adoptado por Milad.
“Me parece sorprendente la reacción del presidente de la ANFP. Su respuesta no es la de un representante de una organización de la sociedad civil, sino la de un actor político. Y si es así, sería mejor sincerarlo”, emplazó.
El secretario de Estado fue más allá y apuntó directamente a la responsabilidad de los clubes en la crisis de seguridad que afecta al fútbol chileno.
“Hoy cualquier organizador de eventos masivos debe cumplir con normativas claras, y en noviembre serán aún más exigentes. Lo que no puede ocurrir es que los beneficios del espectáculo los reciba una parte, pero los costos los pague la sociedad entera”, explicó.
Además, advirtió que el Gobierno no dudará en suspender la actividad si no se cumplen los estándares legales.
“No tengo ningún inconveniente en que el fútbol se interrumpa si no cumple la ley. Por eso el mensaje del Presidente fue tan claro”, afirmó categóricamente.
Cordero finalmente criticó el enfoque que, a su juicio, intenta desligar al fútbol de los hechos de violencia.
“Decir que la violencia en los estadios no es responsabilidad de los clubes, es una respuesta política, no técnica. Es una forma de eludir responsabilidades”, puntualizó.
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