En la jornada del viernes, el presidente del Senado, Jaime Quintana (PPD), informó que desde ahora se aplicará “ley seca” para los almuerzos de los parlamentarios, poniendo fin a la tradición de acompañar con vino los almuerzos que se realizan en los comedores de la Cámara Alta, tanto en Valparaíso como en Santiago.

“Hemos decidido poner fin a una práctica que no se condice con los tiempos actuales. Desde ahora, las compras de vino quedarán restringidas sólo para conmemoraciones y eventos muy puntuales, y será eliminado de los almuerzos y comidas habituales de los senadores”, explicó el senador Quintana a La Tercera, destacando que se trata de una “medida de austeridad”.

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Poco después que se diera a conocer esta información, se reveló que el Senado gastó, entre licores y vinos, un total de $30.845.908 en el periodo que abarca los años 2015 y 2019, por la compra de 7.304 botellas.

En detalle, de acuerdo a la información conseguida por Ley de Transparencia, la mayor parte del monto corresponde a la compra de 5.520 botellas de vino ($20.501.569).

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Desde el Senado informaron que en estos gastos se “incluyen regalos protocolares, eventos, vinos de honor y los productos utilizados por la cocina en preparaciones”.

La entrega de vino en los almuerzos es una práctica que ya había sido suspendida en la Cámara de Diputados en el 2016, durante la presidencia de Osvaldo Andrade (PS).

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