Elon Musk concluye su mandato en DOGE tras 130 días de reformas radicales en el gobierno de Trump

Por CNN Chile

30.05.2025 / 09:33

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La gestión del magnate dejó una profunda huella en el aparato estatal, con despidos masivos, cierre de agencias clave y una estructura paralela que podría perdurar más allá de su salida formal.


(CNN – CNN Chile) Este viernes marca el fin del polémico paso de Elon Musk por el Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), un organismo creado por el presidente Donald Trump y encabezado por el empresario durante los primeros 130 días de la actual administración. Su partida cierra un ciclo breve, pero profundamente disruptivo, en el que Musk protagonizó una ofensiva sin precedentes contra la burocracia federal.

Nombrado “Empleado Especial del Gobierno” con atribuciones extraordinarias, Musk lideró un equipo de cerca de 20 programadores y técnicos que se infiltraron en distintas agencias, accediendo a sistemas críticos del Estado.

DOGE operó al margen de reglamentos —y, según denuncias judiciales, también de leyes federales— para reducir personal, anular contratos y reestructurar instituciones clave. Se estima que más de 120 mil empleados fueron despedidos, incluidos científicos, diplomáticos y expertos en salud pública.

Durante sus primeros meses, Musk se convirtió en una figura omnipresente en la administración Trump, al punto de ser considerado el segundo hombre más poderoso del gobierno. Su influencia fue retratada gráficamente en la portada de Time de febrero, donde aparecía junto al mandatario en el Despacho Oval.

Sin embargo, el entusiasmo inicial comenzó a disiparse tras los enfrentamientos con miembros del gabinete, el deterioro de sus empresas privadas y la creciente presión política. Esta semana, Musk confirmó en una llamada con inversionistas de Tesla que dejará oficialmente su puesto, aunque se mantendrá colaborando de forma parcial con DOGE.

Un impacto estructural que perdurará

Pese a su retiro, Musk deja tras de sí una red de colaboradores estratégicamente posicionados en múltiples agencias federales. Este aparato técnico-administrativo, diseñado para perpetuar la agenda de recortes, podría prolongar la influencia de DOGE más allá del paso del magnate por el gobierno.

“El legado de Musk en el aparato federal no se disipará con su salida”, advirtió Donald Kettl, académico especializado en administración pública. “Demoler en meses lo que tardó décadas en construirse es un acto sin precedentes”.

Entre los logros que Musk atribuye a DOGE se cuenta un supuesto ahorro de 160.000 millones de dólares mediante la cancelación de contratos, la venta de activos, el despido masivo de funcionarios y la revisión de programas federales. No obstante, expertos en política fiscal cuestionan la veracidad de dichas cifras y señalan que gran parte de los “ahorros” no representan recortes reales, sino reasignaciones presupuestarias.

Reacción política y movilización ciudadana

Los métodos de DOGE han generado una creciente ola de oposición dentro y fuera de Washington. Desde cabildos repletos de ciudadanos indignados hasta victorias clave del Partido Demócrata en elecciones estatales, el descontento con la figura de Musk se ha convertido en una bandera electoral.

Un ejemplo emblemático fue la elección de un juez liberal en la Corte Suprema de Wisconsin, en la que el candidato respaldado por Musk fue derrotado pese a una millonaria inversión de más de 20 millones de dólares.

“Estamos ante una reacción similar al Tea Party de 2010, pero invertida”, explicó un estratega demócrata. “La indignación con DOGE está catalizando una resistencia que podría inclinar la balanza en las elecciones legislativas de 2026”.

La sombra de los litigios

El futuro de las reformas impulsadas por Musk podría definirse en los tribunales. Al menos 100 demandas han sido presentadas contra DOGE, incluyendo objeciones a la eliminación de agencias, la entrega de datos confidenciales a servicios migratorios y despidos masivos sin proceso administrativo.

Algunos de los episodios más controvertidos incluyen la virtual desaparición de la Agencia de EE.UU. para el Desarrollo Internacional (USAID), la intervención en la Oficina de Protección Financiera del Consumidor (CFPB) y la reestructuración caótica del Seguro Social, lo que afectó a millones de beneficiarios.

Musk también desató polémica por presionar directamente a los empleados federales para que renunciaran, replicando métodos utilizados en Twitter tras su adquisición. En uno de sus correos masivos, enviado a través de la Oficina de Administración de Personal, preguntó: “¿Qué hiciste la semana pasada?”, añadiendo en la red X: “No responder será tomado como una renuncia”.

Un legado incierto

Al anunciar su salida, Musk declaró en X: “Al finalizar mi mandato como Empleado Especial del Gobierno, quiero agradecer al presidente @realDonaldTrump la oportunidad de reducir el gasto innecesario. La misión de @DOGE se fortalecerá con el tiempo a medida que se convierta en una forma de vida en todo el gobierno”.

Su retiro se produce en un momento en que Trump busca aprobar una nueva ronda de recortes de impuestos, aumentando el déficit federal —una medida que el propio Musk ha criticado por contradecir los principios fundacionales de DOGE.

El impacto real del paso de Musk por el gobierno federal tardará en medirse, pero una cosa es clara: su intervención ha modificado, quizá de forma irreversible, la manera en que se conciben y ejecutan las funciones del Estado en la era Trump.