Por Mónica Rincón
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Es el quinto presidente en cinco años en Perú. Pedro Castillo ha cambiado a 32 ministros en ocho meses y ha tenido ya cuatro gabinetes. Hace demasiado ya que la inestabilidad es la única constante en el país andino donde las crisis políticas se suceden.

La última de ellas, que también es de carácter social, es el paro de los camioneros a raíz un alza en los combustibles que sumada a la inflación, terminó haciendo estallar este conflicto y llenar las calles de manifestantes, pero además de violencia las provincias de Lima y Callao.

Una huelga gremial, escaló a crisis nacional y aumentó en intensidad después que sin previo aviso el Mandatario decretara Toque de Queda. Protestas en las que han muerto ya 6 personas.

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Castillo ha sobrevivido a dos intentos de destituirlo, mientras su popularidad sigue hundiéndose y la desaprobación llega hasta el 68%.

Primero comenzó su Gobierno con un énfasis de izquierda más extrema, luego moderando el discurso y a quienes dirigian cada uno de los puestos de poder relevantes.

Pero hay problemas estructurales de un país donde el 70% de los trabajadores viven en la informalidad, donde la desigualdad es extrema a pesar de que el crecimiento de la economía ha sido mayor a la de muchos países y la recuperación económica post pandemia también.

Porque al final del día la promesa más importante que los ciudadanos esperan que el presidente Castillo cumpla es la que hizo al asumir. “No más pobres en un país rico”.

Pero, ¿logrará terminar al menos su mandato? Uno de cada siete peruanos cree que no.

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