Dammert habla del “espejismo” de Bukele: “Para nuestros países es una mala receta”

Por CNN Chile

12.10.2025 / 19:30

La socióloga habló en Influyentes sobre su más reciente libro "Anatomía del poder ilegal", donde revisa el escenario en América Latina de las bandas criminales y cómo los Estados hacen frente a ello.


A inicios de septiembre la socióloga y académica Lucía Dammert presentó su nuevo libro Anatomía del poder ilegal, un texto en el que aborda los espacios en que se mueve el crimen organizado en América Latina, que a diferencia de lo que uno podría pensar no siempre pasan por los delitos de mayor impacto que se ven cada cierto tiempo.

En Influyentes la experta ahondó en cómo los Estados del continente fueron desapareciendo de ciertos territorios durante la pandemia del coronavirus, afirmando que en el espacio que deja un Estado es donde entran los mercados ilegales y las estructuras criminales.

“Si todo es narcotráfico la solución siempre es más militares o aviones no tripulados o controlar la frontera. En realidad lo que nos damos cuenta es que muchos de los productos ilegales, muchos de los seres humanos que están siendo traficados por nuestras fronteras no pasan necesariamente por esos lugares, sino muchas veces por el comercio formal. Entonces hay que poner énfasis en la zona gris”, afirma Dammert.

En América Latina un nombre que suena frecuentemente al hablar de seguridad y cómo se combate la delincuencia más violenta es el de Nayib Bukele, presidente de El Salvador. Sin embargo, la socióloga asegura que este ejemplo no es replicable en gran parte de los países latinos, más allá de la tensión constante con la democracia y el Estado de derecho.

“El Salvador es un país de tres millones de habitantes, que no está en el camino de prácticamente ningún mercado ilegal, un país bastante pobre con enormes dificultades socioeconómicas y que el problema que tenía era básicamente que tenía muchos grupos criminales que controlaban las zonas populares y sectores medios para generar su propio ingreso, vender drogas y cobrar extorsión”, compartió Dammert.

Este escenario delictual más los altos niveles de corrupción que tenía el aparato público mantenía un país con mayor control por parte del crimen organizado.

Para resolver el dilema desde las políticas públicas Bukele se reunió con líderes de los grupos criminales del país, las Maras, para llegar a acuerdos, en un modelo que Dammert describe como “autoritario” y de gobernanza vía decreto y sin transparencia. “Es un modelo de muy poco sostenimiento y no solo en cualquier otro país de América Latina sino en el propio El Salvador, donde ya han habido esfuerzos de mano dura y que duran poco, y lo que termina pasando es algo peor”.

Para la académica, el problema viene cuando en el resto de los países latinos se mira con buenos ojos lo que hace Bukele en contraposición con los líderes locales y que no pueden dar respuestas a los problemas que viven día a día. Allí, agrega, entran los extremos.

“Más que mirar que efectivamente el modelo de Bukele no nos sirve y es un espejismo, tenemos que ver qué podemos hacer para poder responderle al ciudadano desde el mundo democrático, reconociendo que se pueden hacer iniciativas para parar la violencia y hacer que la gente viva mejor”, añade.